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12/13/2019

Homenaje al "Gracias a la vida" de Violeta Parra


Me gusta pensar que soy poeta, pero no lo soy; según mi opinión, poeta sólo hay uno: Dante; el resto de las personas que hemos pasado por esta tierra en un lapso que le llamamos vida, escribimos poesía.

Mi primer texto poético lo escribí en 1998, para una asignatura de la carrera de arquitectura, cuando estudiaba en la Universidad del Zulia. Desde entonces escribía poemas cuando ocurrían. Por ejemplo, caminando de regreso a uno de los trabajos que tuve, pensé en mi hija, quien todavía estaba en la pancita de su mamá. Y la pensé, con una pregunta: ¿cómo será la vida de mi hija?

Así que la respuesta fue un poema, el poema de “Renata”:

Renata, Renata, dulce niña y consentida
jugarás a ser grande y terminarás siendo feliz
el poder de tu mirada, a muchos no le agradará
pero tu fiel sonrisa no será poca
y grande, grande, grande será el hueco que dejarás
Renata, Renata, dulce niña y consentida.

Me fui a estudiar a Barcelona, España, en el 2002 y regresé a Venezuela, en el 2005. Ahí alcancé una de las metas soñadas por muchos profesionales de finales del siglo XX, la cual era trabajar en Petróleos de Venezuela. PDVSA aparece en lista Global 500 de la revista Fortune en el puesto 39 entre las empresas más grandes del mundo, sobre la base de sus ingresos, siendo la segunda en la región de Latinoamérica, es además,​ la petrolera que posee las mayores reservas petrolíferas del mundo, alcanzando a finales de 2013, una suma total certificada de 298.353 millones de barriles, que representan el 20% de las reservas mundiales de este recurso. Estaba en el lugar ideal desde el punto de vista profesional, pero la vida a mi alrededor se venía a pedazos. Además, para rematar, el puesto de trabajo me encantaba, era el encargado, “antes de irme de vacaciones a Chile”, del diseño de las remodelaciones de los Comedores Industriales de la costa occidental del país, atendiendo las necesidades de más de 100.000 m2 de construcción y a una cantidad de 20.000 comensales.

Pero el país no daba para más, por eso me vine para Chile, a comenzar de nuevo, con 42 años de edad.

En Venezuela vivía en un departamento en una planta baja y el cual tenía un precioso pequeño patio interno en donde jugaba mi gata. Tenía tres dormitorios: el matrimonial (con mi segunda esposa), el de mi hija (para cuando nos visitaba) y el del estudio, en donde tenía una pequeña colección de libros (cerca de 450 volúmenes), pero en Santiago, dormía en el cuarto del hijo de 11 años de unos amigos, en la cama cuna que sacaba de debajo de la del niño; tuve mi ropa en esos cinco meses arrumada en una esquina y pasaba el día deambulando por la ciudad austral, esperando el llamado de un trabajo o la respuesta de algún correo.

Escribí y construí más de 7 currículos, les llamaba los CV con plomo o los CV sin plomo, haciendo la equivalencia con la gasolina en Venezuela. El primero de ellos, en orden, es decir, el CV con plomo, era el que tenía los estudios completos, desde el título de “Suficiencia Investigadora” como candidato a Doctor en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la Universidad Politécnica de Cataluña, en donde veía clases como oyente con el profesor Josep Quetglas, el workshop con la arquitecto japonesa Kazuyo Sejima, el posgrado en el curso de Ignasi de Solà-Morales y el curso de inglés para arquitectos en la Architectural Associaton de Londres, en donde estudiara el mega arquitecto de fama mundial Rem Koolhass (entre otros), hasta el CV sin plomo, el que tenía las habilidades de lavaplatos, o como le dicen en Chile, “copero”, y en donde apenas me había graduado de la escuela secundaria en el San Vicente de Paúl, en Maracaibo, y en donde tenía las experiencias (ciertas) lavando platos en Saint Louis, Missouri, y en Barcelona, España.

Me levantaba temprano en la mañana y lo primero que hacía era meterme en el portal Yapo.cl, para buscar trabajo, escribía a todas las ofertas de empleo que pudiera. Me vestía, desayunaba y deambulaba por la ciudad. Al mediodía, repetía la actividad, y luego, a mitad de la tarde.

En esas instancias descubrí la Biblioteca de Santiago. Entonces, el deambular se redujo a ese espacio, en donde repetía la búsqueda en el portal de internet (Yapo.cl) todos los días.

Mi desayuno consistía en una manzana verde y en una barra de cereal de la marca Quaker. El almuerzo, en cambio, era medio sándwich, es decir, el de 15 centímetros, de la oferta del día del Subway. En la noche, cenaba dos o tres kiwis. Cuando me preguntaban, cómo me había ido, mis colegas del departamento, al final de la noche del día largo, les contestaba con la misma respuesta: «algún día me encontrarán en el fondo del Mapocho».

Cuando estás en la década de los veintes, la resiliencia es mayor; pero cuesta cuando tienes más de cuarenta años, y creías además, haber alcanzado el punto más alto de la meta profesional propuesta a principios de tu carrera. Pero eso también ayuda a ver la vida como lo que es, un constante cambio y una regeneración activa. Pero cuesta entenderlo en carne viva y en vida propia.

Los días eran los mismos, se repetían consecuentemente. Me sentía cagado, lleno de mierda y cuestionado, pero un viernes de julio (en pleno invierno austral), en el camino rutinario de ida a la Biblioteca de Santiago, me encontré con un grupo de jóvenes ensayando la batucada brasilera, con diferentes tipos de percusiones, unas más grandes, otras más pequeñas, en una de las plazas públicas del Barrio Yungay.

Sentí algo que luego supe y asocié con el sentimiento de la “alegría”, pero era una alegría diferente, la de la juventud viviendo la vida, la que está en el “aquí y en el ahora” y no la de todos los demás, que nos cargamos con el peso de la rutina diaria. Entonces, como ocurría siempre con la poesía, llamó a la puerta de la mente, con el verso: la alegría del viernes no debería llamarse alegría, porque esa alegría, la de ellos, no era sólo la alegría de ellos, sino también, mi alegría, y la alegría de los que pasábamos por ahí, contagiados, en un día que era distinto, porque representa tantas cosas en esta vida de metas, y de producción, como lo es el la del día viernes.

Así que en lo que me quedó de recorrido a la biblioteca pensé, que ese verso podía ser el inicio de un buen poema. A la poesía la tenía abandonada, la poesía nunca fue mi prioridad. Como escritor de oficio, escribía a veces, con intención y con cierto método, pero los poemas, en cambio, ocurrían (esto es muestra de ello). Días antes, había ido a una pequeña exposición en la Biblioteca Nacional de Chile sobre Violeta Parra, en donde exhibían a la Violeta cantora; por supuesto, estaba el “Gracias a la vida”, de manera que la conexión cósmica/inconsciente hizo su trabajo, pensé: utiliza la estructura del poema de Violeta, y eso fue lo que hice.

Entonces escribí el poema “La alegría del viernes no debería llamarse alegría” con la estructura de la canción inmortal de Violeta Parra, su “Gracias a la vida”:




La alegría del viernes no debería llamarse alegría.
A los románticos, les gusta pensar que,
estamos hechos de polvo de estrellas,
a los cínicos, que somos detritos nucleares,
yo sólo pienso que, somos humanos, nada más.

La alegría del viernes no debería llamarse alegría
porque son pocas las señales que podemos captar
entre la nada y el vacío y nuestros amores
besos, abrazos, caricias, canciones,
debemos buscarnos entre terminales y receptores.

La alegría del viernes no debería llamarse alegría
porque no podemos nombrar a un nuevo sentimiento
con él, la palabra pierde el sentido y se inventa;
describimos, ilustramos, sentimos, nos conectamos.
Y nos podemos alumbrar con una luz en el alma, nada más.

La alegría del viernes no debería llamarse alegría.
El tiempo se hace lento porque está cansado
pero ¿qué es el tiempo si no estoy contigo?
Lunes y martes, miércoles y jueves,
son como lugares que llevan a ningún lugar.

La alegría del viernes no debería llamarse alegría.
Sé que tengo un corazón porque se agita
pero no porque lo piense y reflexione
pero no porque distinga lo bueno de lo malo
pero no porque al fin, ¿para qué sirve el corazón humano?

La alegría del viernes no debería llamarse alegría.
Es el fin de algo o el principio de su contrario,
es una onda o una partícula
los dos materiales que construyen el dilema
y el dilema que no es tal, sino estás conmigo
y el dilema que no es tal, porque todos estamos

en la alegría del viernes que debería llamarse …distinto.

Luego encontré trabajo, como asistente mueblista.

Ahí trabajé cinco meses. En ese tiempo, postulé a un doctorado, en donde estoy ahora.

Ahora tengo una beca, la cual debo renovar pronto.

Al final, lo logré, con un poco de poesía.

Fernando Chávez-Finol
Un día viernes (y 13).

8/04/2018

La Dualidad o la Trinidad… qué más da… la VIDA… nada más…

(1/3) … En una ocasión escribí un texto que tenía por título El 15% de Dios. Ahí decía que creía en Dios un 15%… Que lo hacía a través de 3 actos específicos en mi vida diaria: 1) cuando le daba gracias… gracias por los logros obtenidos, por mi hija, por mis padres, por mis hermanos, y por los logros que me restan conseguir, 2) cuando me persignaba en las mañanas al salir de la comodidad de mi casa a la incertidumbre de la vida en la calle al rezarle un Padre Nuestro, un Ave María y un Ángel de la Guarda, y … 3) cuando le pedía, le pido y le pediré la Bendición a mis padres o cuando le digo a mi hija que lo haga conmigo … Pues bien, ahora no vivo en Maracaibo, ni en Barcelona, España, ni en Lechería, ni en Punto Fijo, tampoco en Santiago, sino en Concepción, en la VIII Región de Chile, la región del Biobío… Tuve la fortuna de conseguir un lugar a 7 casas o 3 minutos y 23 segundos de la universidad, en donde estudio un doctorado en eficiencia energética y diseño sustentable… Pero esas 7 casas o 3 minutos y 23 segundos representan el trayecto corto, el cual realizo al mediodía, antes y después de la pausa del almuerzo o comida o colación… En las mañanas y en las tardes, lo que es lo mismo que decir, al principio y al final de la jornada, me gusta tomar el camino largo (el cual no he medido en distancia, ni tampoco en tiempo)…
(2/3) … ¿Por qué? Porque me gusta la sensación de saber que estoy pasando por debajo del letrero que tiene inscrito UNIVERSIDAD DEL BÍO-BÍO en letras plateadas con fondo azul marino de la entrada principal de la casa de estudio que me tiene como alumno regular… Pero no es por ello que escribo estas líneas sino, en la imagen que me deja en la mente y en el corazón: los dos árboles que veo al cruzar la calle en donde vivo para dirigirme hacia la entrada de la universidad (¿alguien sabe qué especie es?)… Los dos árboles se yerguen en la majestuosidad de su altura en el cielo con la prestancia de unos dioses inmortales y me llenan de energía, justo en la parte de: “…acompaña nuestra alma, hasta la otra vida. Amén” Esos dos árboles son el principio de mis días en Concepción… camino y camino por la avenida Collao, cruzo el semáforo y entro por la entrada principal de la Universidad… Me vuelvo a persignar y le vuelvo a dar gracias a Dios por tenerme de nuevo estudiando un doctorado y ocupando mis días entre teorías e ideas abstractas que no dan de comer pero que intentan explicar la vida… Cruzo una calle interna de la universidad y me encuentro con los árboles que no son dos, sino tres… Los dos que me encuentro al cruzar la esquina me hacen recordar al par que nos da la vida, al macho y a la hembra… Al padre y a la madre…
(3/3) … A la dualidad… El día y la noche… La materia y la energía… El yin y el yang… Lo divino y lo profano… Los opuestos que crean vida… Pero una vez dentro de la universidad, en la vía que me lleva al salón de postgrado me revela, día a día, la ilusión de la realidad… La realidad no es lo que vemos, ni lo que creemos saber, sino lo que pensamos del pasado que vivimos y está recreado en nuestras mentes, es decir: el modelo interno… Esos dos árboles que veo en la esquina de la calle INÉS DE CÓRDOVA con la avenida COLLAO no son dos árboles sino tres y que en la perspectiva de ese lugar, en esa esquina, se ven como dos y todos los días que los veo, los pienso como dos… Los pienso como mis padres que me protegen en la distancia… Los pienso como la dualidad que da la Vida… Los pienso como el día y la noche, y todas las teorías y creencias que creen en la dualidad para luego caminar y caminar y cruzar el semáforo y pasar por debajo del letrero y persignarme y volver a dar Gracias a Dios por tenerme haciendo lo que hago y cruzar la calle interna y volverme a encontrar que no son dos sino tres… los árboles… la trinidad… el Padre, el Hijo y El Espíritu Santo y lo que es lo mismo, otra teoría más, otra de las teorías que intenta calzar con otra y con las demás y que tratan e intentan e intentan y vuelven a intentar explicar esto que llamamos VIDA… nada más…

12/10/2017

EN LA MUEBLERÍA, EN EL FÚTBOL Y EN EL VUELO DE LOS ESTORNINOS: el individuo, el movimiento y la sociedad.




Los que han leído algunas de las entradas, ensayos que he publicado por este medio, estarán al tanto de mi situación actual.

Soy un arquitecto de Venezuela, trabajando en una mueblería en Santiago, Chile.

La estoy pasando bien.

Había que salir de Venezuela y había que hacer el trabajo, el de emigrar.

De comenzar desde cero, claro está.

Pero estoy agradecido, ya que después de tres meses de angustiosa búsqueda, conseguí el trabajo que tengo.

Y estoy aprendiendo.

Aprendiendo el bonito oficio de la carpintería.

En el taller, somos dos personas trabajando, como mínimo. El maestro y su ayudante, el que escribe.

A veces, va una persona en las tardes, quien se encarga de embalar los muebles que van a provincias.

También está el dueño, quien a menudo está en el taller seleccionando algunas maderas.

Y en contadas ocasiones, los instaladores, que son dos.

Lo que viene a significar, en un reducido espacio de 3 metros de ancho y 12 de profundidad, podemos hacer vida un mínimo de 2 personas y un máximo de 6.

El espacio de circulación no supera los 1.40 mts.

Es innecesario recalcar que todos, cuando compartimos el espacio, estamos trabajando, es decir, estamos haciendo algo, por ejemplo, maniobramos una pieza de melamina o tenemos en nuestras manos, alguna herramienta de trabajo y cabe mencionar, estamos circulando de un lado para el otro, con las manos ocupadas.

Es maravilloso de ver cómo interactuamos en el reducido espacio y a veces, sosteniendo en las manos piezas de madera de hasta 3 mts. de longitud.

Rara vez nos tropezamos y nunca, nunca, pedimos permiso para pasar o anunciamos que vamos a pasar por el lugar en donde está trabajando el otro.

Esto se hace porque sabemos anticipar el movimiento del que tenemos en frente, porque todos hemos trabajado en cada una de las actividades que se hace ahí:

enchapar,

cortar,

pulir,

atornillar,

perforar,

lijar,

embalar,

mover una pieza de un lugar a otro lugar,

etc.

Debido a ello, mientras estamos caminando, analizamos y hacemos cálculos previos para anteceder lo que va a hacer la persona que tenemos en frente, para así, de esa manera, saber por dónde debemos pasar, o por dónde no.

Algo así debe suceder con los jugadores de fútbol al hacer un pase:






El jugador que hace el pase debe calcular la fuerza con que debe ir el balón, para que su compañero pueda continuar la jugada:

debe conocer las distintas características de sus diferentes compañeros,

a cuánto son capaces de correr,

y qué tan habilidosos son con sus respectivas técnicas con el manejo del balón.

Algo así debe ocurrir con el maravilloso encanto del vuelo de los estorninos:




Cada individuo rota entre distintas posiciones y los grupos tienden a estar más juntos en el centro.

Además, cada ave copia su dirección sólo de los seis o siete individuos que tiene más cerca, no importa cuán cerca están entre ellos.




Cada estornino elige su dirección de vuelo siguiendo el ejemplo de entre seis y siete vecinos.

Los dos ejemplos, los de los jugadores de fútbol y el del vuelo de los estorninos me recordaron los movimientos que hacemos en el taller de mueblería, y son, la justificación del ensayo de hoy.

Por último:

Estaré ausente por este medio en un periodo de cuatro meses, ya que, me dedicaré al próximo libro de la serie COMPROMISO DE 20 AÑOS CON LA LITERATURA, que se publicará el próximo 17 de abril de 2018, con el favor de Dios, y si nos lo permite la salud.

¡Gracias a todos!

11/26/2017

¿POR QUÉ VOTAR POR BEATRIZ SÁNCHEZ?

.:.

 … si lo que hay que hacer es votar o bien, por Piñera, o bien, por Guillier.

Este era el pensamiento que tenía horas antes de saber los resultados de las elecciones en Chile, el pasado domingo 19 de noviembre de 2017. 

En las elecciones, entre otros puestos, como el de diputados y senadores, se buscaba elegir al próximo presidente de Chile, para el período 2018 -2022.

Resulta que soy venezolano y vine a Chile, por primera vez, el 26 de abril pasado, es decir, ups… hoy se cumplen siete meses. En este poco tiempo, he podido tener la experiencia de observar a la sociedad y la cultura chilena, desde otra perspectiva diferente a la que tenía desde Venezuela.

Desde allá, sabía de Chile, muy pocas cosas, sabía, por ejemplo, de Neruda y Gabriela Mistral, el vino y las empanadas, sobre Condorito y Los Tres y Los Prisioneros, Marcelo Salas e Iván Zamorano, el chino Ríos, el Festival de Viña del Mar, Don Francisco, los arquitectos que formaron la escuela en donde estudié, me formé y me gradué como arquitecto (mis primeros empleadores arquitectos eran chilenos, además) y los presidentes, Salvador Allende y Augusto Pinochet; sobre la Universidad de Chile, casa de estudio formada por Andrés Bello, un personaje ilustre de las letras americanas, y quien resulta ser también un venezolano que anduvo por estas tierras un par de siglos antes que yo.
Pero volvamos al tema de las elecciones y del escenario actual de la política chilena, ya que, el país tiene otros tantos encantos que apenas estoy aprendiendo a asimilar y que muy bien pueden formar parte de otro texto.

Como refería, horas antes de conocer los resultados que todos deben conocer, cada vez que el entorno inmediato en el cual me rodeo, manifestaba su candidato de elección y cuando escuchaba el nombre de Beatriz Sánchez, pensaba, de la misma manera: ¿por qué votar por ella; si según la opinión general de los medios de comunicación, la pelea es entre Piñera, el empresario, anterior presidente de Chile, y Guillier, el periodista, venido a político?

Les voy a hacer un recuento de mi entorno inmediato:

- Jefe, dueño de la empresa en donde trabajo, hombre de 68 años: Piñera;
- Supervisor, hombre de 70 años: ¿? … (alguien de la Izquierda, y en contra de Piñera);
- Compañero instalador, hombre de 25 años: Beatriz Sánchez;
- Casera, mujer de 63 años: Beatriz Sánchez;
- Hijo de la casera, hombre de 26 años: Beatriz Sánchez;

Lo irónico del asunto, es que, viendo en perspectiva, no supe analizar la situación de mi entorno, sino después y mientras escuchaba a Beatriz Sánchez, en su discurso del domingo en la noche, luego de conocer los resultados de lo que sería la primera vuelta.

¿Cuáles fueron los principales aspectos a considerar, y que conocí en ese momento, en la alocución de la candidata del partido del Frente Amplio de Chile, Beatriz Sánchez?:

- Eran una alternativa de propuesta seria de cambio para el país,
- Las principales fuentes del poder, conocían de la fuerza del partido e hicieron lo imposible por mantenerla en secreto y alejada de la opinión pública.

Los números fueron los siguientes: 

Sebastián Piñera, 36,66%, Votos: 2.408.831; 
Alejandro Guillier 22,68%, Votos: 1.489.991; 
Beatriz Sánchez 20,26%, Votos: 1.331.035; 
José Antonio Kast 7,94%, Votos: 521.716; 
Carolina Goic 5,88%, Votos: 386.278, 
Marco Enriquez-Ominami 5,72%, Votos: 375.697; 
Eduardo Artes 0,51%, Votos: 33.533; 
Alejandro Navarro 0,36%, Votos: 23.876 
(Fuente: Tele13).

Pues bien, continuemos con las horas previas a conocer los resultados.

Cuando el compañero instalador, manifestó su intención de voto, tenía claro la razón que la justificaba: la educación gratuita, y la candidata que él consideraba respaldaba esa razón, era Beatriz Sánchez, del Frente Amplio de Chile.

Gracias a él, escuché por primea vez los nombres de Giorgio Jackson y Gabriel Boric.

Resulta que tanto Jackson, como Boric, fueron participantes activos de las manifestaciones estudiantiles en 2011, junto con la famosa Camila Vallejo. Escribo “famosa”, porque era ella la cara de aquellas manifestaciones, al menos, en Venezuela.

Pero resulta que, en opiniones del compañero instalador, hombre de 25 años, Camila Vellejo se “corrompió” al llegar al poder, es decir, cambió su postura; mientras que, tanto Giorgio Jackson, como Gabriel Boric, obraban lo que profesaban, es decir, para repetir la opinión de mi compañero: “donan el 60% de sus sueldos como diputados a diferentes organizaciones de ayuda a la sociedad de Chile”.

Para completar la idea anterior, y corroborar lo dicho por el compañero instalador, le referí el comentario al supervisor, hombre de 70 años, quien suscribió la opinión, tanto por lo concerniente a Camila Vallejo, como de Giorgio Jackson y Gabriel Boric, haciendo la salvedad, eso sí, que éstos dos, al momento de lograr sus respectivos escaños en el poder, “se habían comportado de la misma manera como lo hacía la mayoría”, es decir, como “políticos del montón”, pero que luego de un breve tiempo, volvieron a encauzar sus comportamientos a la ideología que manifestaron antes de llegar al poder, y por las cuales se dieron a conocer en el escenario político de Chile.

¿Por qué pensaba que votar por Beatriz Sánchez no era lo que había que hacer?
Porque la opinión de los medios tradicionales de comunicación, giraba en torno a la pelea entre Piñera y Guillier.

Claro, Piñera es el hombre que necesita Chile, es decir, un empresario que “vuelva a encaminar la economía chilena hacia el pleno empleo” y vuelva a tomar en cuenta a la clase media chilena, aquella que se endeuda para consolidar su situación social (una clase media chilena olvidada por la izquierda). Pero que también, representa a la derecha tradicional, a la dictadura de Pinochet, y a los empresarios inescrupulosos que anteponen el incremento del capital a cualquier otro principio, como lo puede ser, los derechos del trabajador, o el de la preservación de los recursos naturales del planeta y las energías renovables, para nombrar sólo algunos.

Y Gullier, es, nada menos, que el representante del poder político actual en el país, la izquierda tradicional chilena, oponentes acérrimos a todo lo concerniente a la dictadura de Pinochet, a todo lo concerniente a la derecha fascista y capitalista, es decir, a Piñera. Una izquierda, como todos sabemos, piensa en una sociedad pluricultural, de beneficios sociales y que tiene en la mira un país diferente a uno controlado por empresarios y por el mercado económico mundial. Pero resulta, que ellos forman parte de una tradición, en la medida de sus oponentes, tiene sus mentes aferradas al siglo pasado.

Con esto no quiero decir que tanto Piñera como Guillier, representantes de la derecha y de la izquierda, respectivamente, tengan pensamientos retrógrados, sino que su discurso, aunque matizado, sigue siendo el discurso del siglo pasado, ¿hasta cuándo?

¿Hasta cuándo seguir usando las etiquetas de “izquierda” y “derecha”?

¿Acaso no será hora de salir del siglo XX, XIX, XVIII?

¿De tener partidos políticos, con discursos que contengan en su raíz, valores usados por la “derecha” y por la “izquierda”?

Ya no estamos en la Francia de Napoleón, en donde uno de los representantes de la cámara, según leí en alguna oportunidad, tuvo la práctica idea de indicar a sus congéneres en ubicarse en la sala según su opinión: a la derecha los que estén de acuerdo, a la izquierda los que se oponen.

Es tiempo de entrar en otros tiempos. En tiempos que no son los de “estar de acuerdo” o de “estar en contra”. Unos tiempos que se ven representados en la ideología y propuesta del Frente Amplio de Chile, y en el comportamiento y discurso político de Beatriz Sánchez, Gabriel Boric y Giorgio Jackson.

Para concluir, me permito opinar sobre la situación política del país que me ha dado la posibilidad de empezar una vida nueva, por lo siguiente:

Creo que todos debemos tener la siguiente opinión general, la sociedad actual es controlada por el dinero, ¿estamos de acuerdo en esto?

Bien, pues resulta, que este magnífico país que lleva por nombre, Chile, tiene en el billete de mayor denominación de su moneda local, el peso chileno, a una persona que no nació en sus tierras, lo que también quiere decir, un inmigrante, un extranjero.

Según Yuval Noah Harari, el dinero es un mito. Una ficción creada por los seres humanos. Antes intercambiábamos artículos. Artículos equivalentes. Luego se creó un artículo de cambio, es decir, un objeto base que pudiera servirles a todos para que, con cierta cantidad, más o menos, alcanzara el valor del objeto en cuestión.

Entonces alguien dijo: usemos algo que no valga nada, pero “convengamos” en que tenga un valor.

Así nació el dinero.

Entonces crearon papeles moneda respaldados por otros mitos, como los dioses y los reyes.
Entonces nos decíamos: si este objeto, el papel moneda, que no vale nada, pero que el rey, mi rey (o Dios: In God We Trust), lo respalda, quiere decir, que podemos creer en él.

Escribe Yuval Noah Harari: “… mientras que la religión nos pide que creamos en algo, el dinero nos pide que creamos que otras personas crean en algo.”

Y acá, en Chile, no usaron la imagen de un mito, como pudo haber sido la imagen de un Libertador, o un Dios antiguo, sino la imagen de un no nacido en estas tierras, es decir, un inmigrante, un extranjero, pero también, un filósofo, poeta, traductor, filólogo, ensayista, educador, político y un diplomático, según consta en Wikipedia. 

Eso debe decir mucho de una sociedad como la de Chile, no importa el partido político que lo haya promulgado, ya que, al usar a Don Andrés Bello, el inmigrante, el extranjero, como imagen de respaldo en el billete de mayor denominación de su moneda nacional, podemos inferir que esta sociedad, fue, es y será una sociedad abierta, plural y receptiva.

Es ésta la razón que me hizo escribir estas líneas para opinar sobre la situación política actual de un país que no es el mío. Pero también, me hace ver con un optimismo fuera de lo irreal, a una fuerza política incipiente, independiente y alternativa a la tradicional, que representa el Frente Amplio en Chile, encabezados por Beatriz Sánchez y que tiene a personajes emblemáticos como lo son Giorgio Jackson y Gabriel Boric.

Ellos son el futuro, no sólo de Chile, sino de la política en general. Son el futuro de los líderes que necesita el siglo XXI, porque el pensamiento político que estamos viendo actualmente, nos puede dejar sin ver terminar el siglo en el que vivimos.

Fernando Chávez-Finol
(Venezuela, 1975)

8/15/2016

De un correo que nunca se envió



Hola, Oriette:

Sé que están de vacaciones en “Digo.palabra” pero igual escribo para que sea leído cuando hayan regresado a sus labores. Se me ocurrió una idea (por eso tenía que ser ahora, aprovechando a las musas y no después) de colaborar en la página a través de una “columna” (no sé si existe un equivalente a “columna” de la prensa tradicional para las páginas web). La cuestión es que se considere la propuesta y se evalúe.

Podrían ser hasta dos páginas (ó "columnas"), porque se me ocurrieron dos nombres: de los cuadernos de barcelona. Que serían reflexiones y consideraciones tomadas de los apuntes de notas de mi temporada de tres años en barcelona, mientras estudiaba el doctorado en proyectos arquitectónicos, que se pueden ver y descargar aquí. Y el otro título (o columna), podría llamarse: esto es tan aburrido que no debería estar aquí ... (pero soy amigo de la editora). Que serían temas actuales, por ejemplo, de opinones de lecturas de libros de autores contemporáneos.

Es de resaltar que en los cuadernos de barcelona, los temas tratan de autores clásicos. Por aquello de “con los clásicos se aprende” ó, “si se publica todavía esta novela que tiene 200 años es porque debe ser buena”.

Nada, te paso dos textos, que podrían corresponder a las dos propuestas.

Ya me dirás.

Cordialmente,
Fernando.

6/12/2016

SE BUSCA TÍTULO PARA REFLEXIÓN DE UN PAÍS

Capitanía General.

Al principio éramos un grupo de personas. Se habla de 13,000 años antes de la era de Cristo. Luego, en el 1,000 A.C., éramos pueblo: los chibchas en los Andes, los caribes, en casi todas las costas, y los arawakos, asentados en parte de las costas y hacia el sur; inmediatamente los wayúu, o guajiros, en la actual Península de la Guajira. Luego fueron los españoles, quienes atracaron con sus conquistadores y sus curas.
Recordemos que los españoles al tomar posición de una tierra desconocida lo hacían leyendo un documento, el “Requerimiento” ó “Notificación y requerimiento que se ha dado de hacer a los moradores de las islas en tierra firme del mar océano que aún no están sujetos a Nuestro Señor”, con aquella lectura, justificaban sus acciones. Parte de esta historia la podemos leer en un maravilloso, espléndido, afortunado y lúcido artículo del maestro Arturo Uslar Pietri, Uslar Pietri, A. (1990) La conquista de América como problema jurídico y moral. En A. Uslar Pietri, Cuarenta ensayos. (pp. 321-336). Caracas: Monte Ávila Editores.
En 1,502 se divide el territorio en dos: la Gobernación de Cumaná y la Gobernación de Venezuela ó Gobernación de Coquivacoa. En seguida, fueron las Provincias.
En 1,777, se creó la Capitanía General de Venezuela, con capital en la ciudad de Santiago de León de Caracas, por Real Cédula emitida por el Rey Carlos III de España.
El primer capitán general de Venezuela fue el español Luis de Unzaga y Amézaga. Las Provincias dependían judicialmente de la Real Audiencia de Santo Domingo, y sus gobernadores eran nombrados directamente por la Corona Española.
Las Capitanías Generales, eran entidades territoriales con carácter militar. Recordemos otras entidades territoriales, los Virreinatos, que eran de carácter político, y las Reales Audiencias, de carácter judicial. Para ese momento, de finales del siglo XVIII, éramos un grupo de personas o sociedad, reunida en torno a una autoridad militar.