11/30/2015

LAS RIMAS de GUSTAVO ADOLFO BÉQUER - (Selección)

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GUSTAVO ADOLFO BÉQUER  (1836 1870).


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RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima 
y a mi labio una frase de perdón; 
habló el orgullo y se enjugó su llanto 
y la frase en mis labios expiró. 

Yo voy por un camino, ella por otro; 
pero al pensar en nuestro mutuo amor, 
yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?» 
Y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo?»


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RIMA XL
Su mano entre mis manos, 
sus ojos en mis ojos,
 
la amorosa cabeza
 
apoyada en mi hombro.
 
¡Dios sabe cuántas veces,
 
con paso perezoso,
 
hemos vagado juntos,
 
bajo los altos olmos
 
que de su casa prestan
 
misterio y sombra al pórtico!
 
Y ayer... un año apenas,
 
pasado como un soplo,
 
con qué exquisita gracia,
 
con qué admirable aplomo,
 
me dijo al presentarnos
 
un amigo oficioso:
 
-Creo que en alguna parte
 
he visto a usted. -¡Ah! bobos,
 
que sois de los salones
 
comadres de buen tono,
 
y andáis por allí a caza
 
de galantes embrollos:
 
¡Qué historia habéis perdido!
 
¡Qué manjar tan sabroso
 
para ser devorado
 
sotto voce en un corro,
 
detrás del abanico
 
de plumas y de oro!
 


¡Discreta y casta luna,
 
copudos y altos olmos,
 
paredes de su casa,
 
umbrales de su pórtico,
 
callad, y que el secreto
 
no salga de vosotros!
 
Callad; que por mi parte
 
lo he olvidado todo:
 
y ella... ella... ¡no hay máscara
 
semejante a su rostro!


***

RIMA LV
(…)
-¿en qué piensas? -me dijo. 
-En nada... -¿En nada y lloras? -Es que tengo 
alegre la tristeza y triste el vino.



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