2/02/2020

Sueño #52: tan solo una palabra



.:.

No es realismo mágico, es surrealismo consciente: ¿quién piensa los números?

.:.

Era en una Venezuela de progreso, —no como la de ahora—. Mi padrino abrazaba a padre, por la espalda, en una edad que no correspondía a la mía. Detrás de ellos, estaba el Tío Price (con una edad similar a la de aquellos).

Padrino dijo: «hijo, así nos manteníamos con tu papá».

Entonces una rumba de risas inocentes se escuchó en el lugar. Era un salón amplio de dimensiones de salón de usos múltiples de un hotel de siete estrellas.

Desde el cielo, era como un hotel de siete estrellas, en medio de unas montañas, de construcción de madera y con nieve alrededor, y con árboles de pinos de hojas verdes y escarchadas.

Los que reían eran mis primos en un rango de edades que correspondía con la edad de aquellos. Ellos decían entre dientes: «¿se van a casar?» y cosas por el estilo.

«Tan sólo una palabra», dijeron aquellos pero, con veinte años de diferencia. Cuando hablaron la vez primera tendrían unos 35 años, ahora, eran de 55.

Mis primos, los González Finol y los Price Finol, también mutaron en edades. Todos escuchábamos como “esa sola palabra”: A.M.O.R. caracterizaba la relación entre Padrino Henry, padre y el Tío Price, en esos años en que se estrenaban como padres de familias y cabezas de hogar.

Luego tuvieron 75 años, con la diferencia que dos de ellos no habían llegado a esa edad, y se hallaban presentes en una dimensión diferente.

Con el cambio de las edades, alternaban sus posiciones en el salón también, mientras relataban las ocurrencias de aquellos años dorados.

Luego uno de ellos comentó (el Tío Price): «el éxito vino cuando Soda Stereo nos versionó».

Entonces pensé, “¿cuál de los tres sería el Franco de Vita de los ochentas?”.

.:.