EL ESCRITOR NO
TIENE QUIEN LE CORONE
RESUMEN
El escritor es un veterano de la
Guerra literaria de Chicago, quien malvive en una casa de una villa de la costa
oriental del Lago de Maracaibo junto a su hermana neurótica. La acción se
desarrolla en tres años, desde 2034 a 2036.
La historia comienza una mañana de
octubre en la que el escritor se prepara para asistir a un evento después de un
cambio de sexo y dar el pésame a la esposa del hombre que se operó para ser
mujer.
Durante 35 años, el escritor baja cada
tercer viernes de octubre al bar del Club Náutico, sección, Los Puertos de
Altagracia, con la esperanza de recibir la noticia prometida por la Revolución
Bolivariana de recibir el Premio Nobel de Literatura. Su fotógrafo, el cual se
encontraba también en el bar, le entrega unos documentos electrónicos, los cuales
han sido plagiados. Sin ninguna fuente de ingresos, la única esperanza de
ganancia del escritor es un iPad, heredado de una gata jubilada, que el escritor
ha estado cuidando en su casa durante varios meses, con la intención de comprobar
que a pesar de ser descontinuado, puede soportar una actualización del nuevo
sistema operativo y obtener un beneficio de las apuestas de los escépticos.
Posteriormente, el fotógrafo visita al
escritor para retratar a su hermana, y tras dar su visto bueno, le da al escritor
unas novelas y un ensayo de Tao Lin. Al llegar a casa, el escritor y su hermana
discuten sobre la conveniencia de invertir los pocos ahorros restantes en la
compra de megas para la sustento del iPad.
Tras cambiar de editor, el escritor le
escribe una carta al gobierno demandando nuevamente la promesa incumplida.
Justo ese día se acaban los megas para la recarga del iPad, y comienza a borrar
algunas canciones de los ochentas de Bob Dylan. Su hermana argumenta que
debería venderle un ejemplar del Principito autografiado por el autor a Nelson
Lossada, el piloto del pueblo. Al encaminarse hacia la oficina comercial, se
encuentra con varios programadores, entre ellos a Acurero, a quienes les ofrece
regalarles el iPad. En cambio, estos se ofrecen a repotenciarlo hasta la próxima
actualización del sistema operativo.
Durante una visita a su colega Ron Aldabas,
éste le sugiere que si vendiera el iPad se lo comprarían fácilmente a 9 litros
de agua sin sodio. Tras descubrir que su hermana había tenido que empeñar unas
rocas del extinto muro de Berlín, decide vendérselo a Ron Aldabas, aunque este
le responde que tiene un cliente que está dispuesto a comprárselo por 4 litros.
El fotógrafo le aconseja al escritor que no se lo venda, pues Ron Aldabas lo
vendería posteriormente a 9 litros.
Ron Aldabas sale de viaje, y cerrarían
el trato al volver. El viernes como de costumbre, el escritor acude al bar del
Club Náutico, sección, Los Puertos de Altagracia, y de camino recuerda que ese
día comenzarían los entrenamientos del iPad mini, y al pasar por el “Centro de
programadores de Sistemas informáticos” (C-pSi), el escritor descubre que tienen a su iPad.
Entonces, el escritor va a recogerlo y ve cómo el emocionado público ovaciona
al iPad, y en medio de una gran confusión y motivación, se lleva al dispositivo
a su casa, decidiendo que no lo venderían. Durante la conversación final,
discute con su hermana, la cual le reprocha la total carencia de dinero y su
idealismo. La novela termina con la célebre escena final en la que la hermana
pregunta al coronel: "Dime, ¿qué vestimos?" a lo que este, liberado,
se arma de valor y le responde: "carne."