Se hace tarde para el dolor
en el
crepúsculo
tu aurora
catorce
minutos para el cierre del sol
o de los soles
el arado
de tu destino
o las mieses de tu
dolor
la orla del camino
va haciéndonos amigos
y es aquella
aquella vieja señora
que dejamos atrás
con un delantal de
seda
una sonrisa falsa
y una senil mirada
naranja
secas sus manos
y al hablar
no se esperen
nos dijo
sigan el camino
catorce minutos para
el cierre del sol
se hace tarde para el dolor.
La aurora.
Y es el perro que
ladra
lo que oímos
es el Señor
es el hijo de Dios.
En el crepúsculo
es su destino
el nuestro
es seguir en el camino
por la vereda del
buen amor
no hay dolor.
Fernando
Chávez-Finol
Barcelona
7 de diciembre de 2004