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Olvídate de quién eres.
Deja de lado tus exigencias
de pretender ser mejor que los demás y
tu obsesiva necesidad de aprobación.
Comparte tu tiempo, tus cosas y tu
dinero con los demás.
Despierta sabiendo
que vas al mundo y que estás marcando
una hermosa diferencia
en la vida de otras personas.
Cada día de tu vida
inicia un proceso distinto de transformación.
Cada día es una oportunidad
de construir un maravilloso presente
y un mejor mañana.
Ofrece amor al resto—,
un amor integral sin principio ni fin.
La vida se nos presente como un evento agresivamente aislado (a veces).
Que nos hace sentir aislados. La sensación
de sentirnos así nos abruma.
Este mundo es tan grande y sentimos
que no perdemos el control.
Pero un amigo cariñoso puede recordarnos
que todavía hay amor en este mundo inabarcable e inasible
y que eso puede ser suficiente para manejar
los problemas que hay dentro.
TÚ PUEDES SER ESE AMIGO.
Así que, regala alegría.
Crea un mundo de amor.
Sé el amigo que brinda
consuelo y atención.
Empieza a dar y a compartir
porque, si bien todo en la vida
está sujeto a cambios,
nuestra capacidad de dar y compartir
nunca nos abandona. Y perderse
en el acto de compartir
nutre el espíritu de quién eres;
hace crecer el amor en tu corazón y en tu alma.
Empieza a dar y a compartir
y en unos meses,
reconocerás cómo el amor más profundo
está de nuevo en tu vida.