8/15/2017

EL GUERRERO de "Los condenados"


 (1ra versión de la traducción)

En una pequeña casa alquilada, Kathy se sienta en su sofá. Tiene ocho meses de embarazo. Se agacha.
Con un dólar enrollado aspira una línea de coca sobre la mesa del café. Su vientre sobresale.
Kathy es hermosa.
Un metro ochenta, piernas largas, piel suave, labios gruesos, ojos azules grandes.

El cuerpo y la cara de una estrella del cine.
El hijo de cuatro años de Kathy corre por la sala de estar.
Ella lo mira.
Fijamente.
Parece enojado.
Kathy se levanta y se acerca al chico.
Le golpea directamente en la cara.
El niño sale disparado hacia la pared.

El niño no llora.
Se arrastra hasta su dormitorio.
El chico parece asustado, eso es todo.
Kathy regresa al sofá.
Una pequeña mujer llamada Lisa, ocupa el otro lado del mueble.
Lisa dice, "Y qué hay con la puta esa de Judy, jodida perra, todas las noches, un tipo diferente."
"Son otros tiempos, qué le vamos a hacer", dice Kathy.
"Al menos entran hombres diferentes al bar todas las noches. Ella se encarga de hablar con ellos, entonces se van. Es una mierda, ese maldito club de strippers es una jodida casa de putas.”
“La mayoría de esos clubes son casas de puta, Lisa.”
"Estás jodidamente equivocada, Kathy."
Lisa aspira una línea.
Kathy aspira una línea.
La televisión está encendida.
Jay Leno está con sus titulares del lunes.
Kathy y Lisa se reclinan y miran.
"Me encantan los lunes de titulares de Leno", dice Kathy.
“A mí también.”
Kathy consigue un cuaderno y una pluma.
Comienza a escribirle a su novio quien está en prisión.


Querido Joe:

Jodido imbécil de mierda. Espero que te rompan el culo. Que te den tan duro, tan duro, que te hagan salir tus tripas como mermelada. Espero que hagas enojar a algún bestia negro y te usen como cepillo de poceta.

Con amor,
Kathy

*


Kathy está en el trabajo.
Ocho meses de embarazo.
Ella es una stripper.
La barra es pequeña.
Sucio.
Los hombres suelen ir solos ahí.
Hombres miserables.
Hombres que trabajan duro.
Pero no saben explicarse a sí mismo por qué lo hacen.
Están divorciados.
Sus hijos están en otros estados.
Si no estuvieran ahí.
Estarían sentados en casa.
Viendo televisión.
Solos.
La mayoría hace alrededor de sesenta mil dólares al año, pero no tienen a nadie con quien gastarlos.
Así que van a este club de strippers en Youngstown.
Y le entregan su dinero a las chicas.
Kathy está sentada al lado de un hombre llamado Chris.
Chris trabaja en la construcción.

Hace su trabajo.
Está quemado por el sol.
Tiene varios tatuajes.
Vive en un apartamento pequeño.
El hombre tenía una esposa, pero su esposa, a quien la gente consideraba era una perra miserable, quedó embarazada, pero no con el bebé de Chris.
Se divorciaron.
Tiene cinco meses que no sabe lo que es tener una mujer en la cama.
"Eres realmente hermosa", le dice Chris a Kathy. "Gracias, gracias", dice Kathy.
Kathy pone su mano en la rodilla de Chris.
Chris siente su mano en su rodilla y lo disfruta.
Es electricidad.
Para él, es como volver a estar con una mujer.

Chris sonríe a Kathy.
La canción está a punto de terminar, así que Kathy pregunta: "¿Te gustaría un baile?"
"Sí, por supuesto."
Chris mueve su silla.
Kathy se levanta y baila.
Ella le restriega el trasero en la entrepierna de él.
Chris pone sus manos sobre las piernas de ella.
Son tan largas y suaves, piensa él.

Kathy sonríe.
Ella sabe que los hombres solitarios lo que más quieren es una sonrisa.
Tienen las piernas, tienen las tetas, tienen al culo, pero es la sonrisa, lo que realmente anhelan los hombres.

La danza termina y Chris le entrega cinco dólares.
Ella le da a Chris un abrazo y un beso en la mejilla.
Kathy se aleja y se sienta junto a Viper, otra bailarina.
Viper es una chica blanca, rubia, con un culo muy grande.
Ella es un exhibicionista y no está interesada en las drogas.
"¿Sabes cómo me llamó hoy Joe cuando fui a visitarlo? Ese hijo de la gran puta me llamó una imbécil esférica”
"¿Una imbécil esférica? "
“¡Sí, una imbécil desde todas las direcciones!”
"¿Pero, por qué?"
"Es que le comenté sobre cómo me comí al Ed, pero sólo se le dije porque dijo que este bebé no era suyo.”
"Qué idiota."
"Es lo que digo! Dónde mierda está Dave, necesito algo, mierda. Qué mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Dijo que estaría aquí a las 10:30. Deben ser pasadas las 11:00."
"No me mires a mí. "
"¿Qué tal te va con Lenny?"
"Bien. El otro día me ofreció un auto, le dije que no“, dijo Viper.
"¡¿¡Qué!?!"
"Así."
Otra bailarina llamada Micky se acerca.
Micky es gorda, y está constantemente alterada por el Oxy, y bebe todas las noches media botella de Crown.
Micky dice: "Perdí mi auto anoche ¿No la han visto? "
"¡Pero, qué estúpida! ¿Cómo demonios pasó?, dijo Kathy, en voz alta.
"Es que…" dice Micky, con esa voz lenta que produce el Oxy.
"No me importa una mierda. Aléjate de mí ", dice Kathy.
Micky se aleja.
Algunas canciones pasan.
Kathy se levanta y se acerca a un hombre.
Su nombre es Bob.
Lleva gafas y tiene trastorno bipolar.
Kathy sabe lo que hay que hacer para conseguir de él veinte dólares por dos canciones.

Ella comienza a bailar.
Ella acaricia su polla.
Kathy se da la vuelta y levanta la pierna. Saca las bragas. Con gracia.
Bob toca, delicadamente, suavemente, con su dedo, el tierno y húmedo coño de Kathy.
Bob mira a Kathy.
Kathy sonríe.
Kathy, ya sabemos, está mojada.
Así que el dedo de Bob se desliza con libertad.
En la segunda canción, Bob decide dejar el dedo quieto y en vez, frota y recorre en su amplitud, con ambas manos, el abultado vientre de ocho meses de embarazo de Kathy.
Lo que le produce una sonrisa.
Le encanta cuando la gente nota que está embarazada. Levanta la pierna.
Bob introduce uno de veinte en el sitio indicado.


*

Kathy, de cuatro años.

Colorea en el piso.
Su madre bebe sentada en una silla, y esporádicamente, aspira de una línea.
Kathy colorea todo de rojo.
Tiene un sólo crayón.
La madre mira hacia ella.
Fijamente.
Sudor en la cara de la madre.
Sus ojos se deslizan a través de su cráneo.

Su lengua recorre los labios.
Acaricia el cabello de Kathy.
Kathy mira a la madre.
“Sí, mamá”, dice Kathy, asustada, sabiendo que la atención de mami sólo conduce al castigo.
“Ven a sentarte mami”, dice la madre.
Kathy se levanta y se sienta en el regazo de su madre.
Kathy está cubierta de tierra, tiene un vestidito puesto.
Su madre comienza a besarla en los labios y mete su lengua en la pequeña, inocente boca de Kathy.
Kathy responde a los movimientos del beso porque piensa que mami le ama.
Después de un rato, en donde el beso lo ocupa casi todo, Kathy pregunta: "Mamá, ¿por qué me besaste? No lo habías hecho antes.”
"Porque ningún hombre lo hará conmigo, hija, porque tu pequeño, inocente trasero está siempre por aquí."

*

Kathy llega del trabajo a casa.
Se sienta en el sofá.

Las luces están apagadas.
Silencio.
Piensa (quiero una fresa). A las 3am, la felicidad se hace grande.
No hay luces encendidas.
El silencio la ahoga.
Darkness.
Tiembla y se quiebra.
Piel de gallina.
El miedo y su consecuencia.
Horas pasan.
Kathy no se quiere mover, tiene miedo.
El movimiento conduce al fracaso.
Las opciones construyen castillos.
Los castillos tienen fantasmas.
Los fantasmas ahora vienen a Kathy.
Un hombre con tatuaje de un salmonete y una bandera rebelde.
Y … una bota grande.
En … la pequeña, inocente cabeza de Kathy.

Empuja, presiona, prensa.
Hacia abajo.
Siente la fuerza.
Pain.
Siente el dolor.
Tiembla.
Le jalan el cabello.
La acercan hacia él.
Fealdad.
Un fuerte golpe al rostro.
Kathy echa de menos los golpes de Joe.
Duelen tanto.
Ojos negros.
Ella tiene cicatrices.
La golpean dos veces.
Ambulancia.
Policía.

Pistolas.
Su madre.
Y la televisión.
Y los maestros de escuela.
Y el comportamiento de mil generaciones de mujeres.
Ella es mujer.
Una mujer no puede ser inteligente
Una mujer debe ser débil.
Una mujer debe criar.
Engendrar la próxima generación
Sin derecho a esperanzas.
Escucha algunos sonidos.
Unas frases
Se contradicen.
Las mujeres están para eso, para ser golpeadas.
Unas pesadas y estúpidas lágrimas caen por sus mejillas.
Las opciones construyen castillos.
Los castillos tienen fantasmas.
Kathy va a la cocina.
Escancia whiskey Crown en una taza de café.
Va a su dormitorio.
Es pequeño.

No hay imágenes.
No hay decoraciones. De ningún tipo. Nada.
Se acuesta en la cama.
Se frota el vientre.
El bebé le da algunas patadas mientras ella se acomoda.
Kathy bebe el Crown de la taza y se queda dormida.

*

Lisa entra.
"¿Dónde está mi maldito dinero?", le grita Kathy.
Lisa no entiende.
“¿Acaso crees que nos caen las cosas del cielo? Necesitamos pagar la maldita cuenta del teléfono. ¿Te doy la mano para cuando no tienes en dónde vivir y crees que esa ayuda te cae del cielo? ¡Maldita perra! ¡Necesito mi dinero!
"Sólo hice cincuenta y cinco dólares anoche."
“¡Maldita idiota! ¿Te llevaste al tipo y no le cobraste? ¿Por qué carajos haces eso? ¡Él te habría pagado!”
"Hmm."
"Hmm… ¡no pagan las cuentas! Solo dame lo que tienes."
Lisa le da treinta y cinco dólares.
"Treinta y cinco dólares, ¿será que los duendecillos del castillo me dijeron que habías hecho cincuenta y cinco? ¿Dónde está el resto?
Los necesito para el transporte.
“Maldita-buena-para-nada, está bien. Pero lo que hagas esta noche será para mí, ¿quedamos?”
“Quedamos.”
La pareja, marido, hombre de Lisa, también está en la cárcel.
Le disparó a un pobre diablo dependiente del crack.
Pero el tipo no murió.
Quedó inválido, nada más.
En cambio, Lisa es pequeña, de metro y medio y pesa menos de 40 kilos. Lisa apenas tiene para la vida.
Para realizar un acto tan vano y simple como el de abrocharse el sujetador, tiene que hacerlo bajo la inconciencia que le brinda el alcohol o las drogas.
Es de algún lugar del sur.

Dice que su padre es millonario.
Pero cuando está borracha o drogada, confiesa que no sabe quién es su padre.
Lisa sólo sale con negros.
Nadie sabe por qué.
No es la única.

Por otro lado, las hay negras que no saldrían nunca con un negro, pero lo harían con cualquier blanco que se les cruzara por el frente.
Así es Youngstown.

*

Kathy está en un restaurante.
Come una hamburguesa con patatas fritas.
Nota que su hamburguesa tiene pepinillos.
La pidió sin pepinillos.

Kathy le hace señas a la camarera.
La camarera se acerca.
“Sí, señorita, ¿necesita algo?”
"Sí, maldita, necesito otra hamburguesa, ¡porque esta jodida hamburguesa tiene sabor a pepinillos para regalarles a tus hijos y a tus nietos y a toda tu puta jodida maldita familia!"
La camarera miente y dice, "Pero señorita, que yo recuerde, usted no hizo ninguna solicitud especial con el pedido."
"Escucha, maldita, no me vengas a decir a mí lo que pedí o dejé de pedir. Así que coge esta maldita hamburguesa de esta maldita mesa y quítamela de encima, y ​​no te quiero volver a ver si no es con una maldita hamburguesa que no tenga unos jodidos pepinillos de mierda. Y es mejor que me traigas una hamburguesa diferente, y no sólo le traten de limpiar el sabor a pepinillos, porque lo voy a saber. ¿Nos estamos entendiendo?
"Sí, señorita. Entendido."

*

Es mitad del día.
Lisa está dormida en el sofá.
La tenue luz del sol se desliza a través de las persianas.
Se ve NBC en la televisión. Es el único canal que Kathy puede pagar. Todo el dinero que posee Kathy en la vida está sobre la mesa.
Hay dieciséis billetes de veinte (saquen la cuenta).

En es un montón de billetes de veinte, piensa Kathy, pero no los suficientes. Necesito más.
Kathy levanta el teléfono.
Llamó al papá de Joe.
El padre de Joe trabaja en Packard. Tiene dinero.
"Hola."
"Soy yo, Kathy."
"Oh, hola Kathy."
"Sí, bueno, ¿quería preguntarte si tienes intenciones de ayudar al bebé que viene en camino, tu nieto?"

"No tenemos la certeza de que eso sea cierto, es decir, de que sea mi nieto, o hijo de Joe."
"Es de Joe, maldita sea, de quién más podría ser. ¿Acaso crees que soy una puta?"
“No, no era mi intención. Simplemente, lo que te quiero decir es, que no estamos seguros."
“Escucha. Mi ser no me permite mentir, cuando tratamos de la vida de un ser inocente como éste ¿Nos estamos entendiendo?"
“Sí, pero igual, no perdemos nada con hacer una prueba.”
“Está bien, pero el bebé viene. Tendremos esa maldita prueba, si así lo desean. Pero yo quiero tener a este bebé, para que también sea parte de la vida de Joe. Sabes que no crecí con un padre. No quiero que mi bebé crezca sin un padre también. Sabes, maldita sea, que esto es importante para mí. Pero sabes que necesito dinero. Todavía estoy trabajando y tengo ocho meses de embarazo. Necesito al menos tres semanas libres para este asunto del bebé.”
"Si, lo sé. Pero igual, no estamos seguros.”
“¿Desde cuándo me conoces? Vamos, sólo necesito cinco billetes de veinte. Me acaba de llegar la factura de la electricidad, y no sé si tengo el dinero completo. Y tengo que hacer algunas reparaciones en el auto, y bueno, tú sabes cómo es.
“Está bien, veré qué puedo hacer.”

"Muy bien, eso suena mejor. Gracias, “abuelo”.

*

Es el día libre de Kathy.
Está tendida en el sofá de su sala de estar.
Tiene puesto un traje de cuerpo entero de un tono de azul con lavanda.
Está maquillada. Está radiante.
Golpean a la puerta.
Es el padre de su hijo.
Su nombre es Eric.
Eric se sienta en el sofá.
Es delgado y se parece a un andrógino hipersexuado.
"A ver si nos entendemos: te dejo que me folles por toda una semana, y me compras un auto, ¿sí?", dice
Kathy.
“Sí, ese es el trato. Te daré cualquiera de los autos disponibles que estén en el orden de los dos mil dólares."
"¿Cualquiera?"
"Cualquiera."
"Es un acuerdo. ¿La trajiste?
"Sí, la traje."
Eric saca una bolsa de coca y la arroja sobre la mesa.
Kathy agarra un Vicodin y lo aplasta y lo mezcla con la coca. Aspiran ambos del resultado.

Kathy no puede coger a menos que esté a tono.
Y Eric lo sabe.
Y entonces Kathy se pone a tono.
Y entonces Kathy se desviste.
Y entonces… cogen.

*

Kathy está en el trabajo.
Está sentada junto a Viper.
Kathy: "Viper, ¿crees que soy una puta hacer lo que estoy haciendo con Eric? "
“Eso no es prostitución. Antes te lo cogías por gusto.”
“Eso también es lo que yo pienso.”

*

Kathy tiene siete años.
Está en el auto con su madre.
Su madre está mal tripeando.
Conducen en dirección al sur. Van por más drogas.
La madre de Kathy está llorando.
Kathy se sienta pacíficamente, inocentemente, silenciosamente en el asiento del pasajero.
Algo suena en la radio. Es rock. De los setentas.
La madre de Kathy dice: "Ves Kathy, éstas… éstas malditas perras. Tu sabes. No saben. No saben con quién se están metiendo. No saben. Es decir, ya sabes. No saben. Como la muy perra de tu tía. Ella no tiene ni la maldita puta idea. La perra puta. Si no me equivoco, creo que no me equivoco, yo nunca me equivoco, que me debe veinte dólares. Puta zorra. Tengo que buscar más, Kathy. Mami necesita más.”
Kathy mira por la ventana.
Su madre siempre habla así.

Kathy no sabe qué decirle.
Así que ella sólo se sienta allí, pacíficamente, inocentemente, silenciosamente.
Su madre se mete en un estacionamiento.
Mira a Kathy y dice: "Ahora escúchame, pequeña perra principiante, es mejor que seas agradable con Reggie. Reggie tiene de la buena. A mamá le gusta de la buena.”
La madre de Kathy coloca su mano en la cara de Kathy.
Kathy no sonríe.
No hace nada.
Su madre sale del estacionamiento y baja por una calle lateral. Dentro de la casa de Reggie, hay varias personas, colocándose, sintiéndose a tono.
La gente habla.
Las conversaciones toman direcciones divergentes.

Pero no dejan de hablar.
Kathy sólo escucha “mierdas”, “malditas seas”, “jodidos lo-que-sea”
Su madre habla con Reggie.
Le dice a Reggie que no tiene dinero.
Reggie señala a Kathy.
La madre de Kathy dice: "¿Qué quieres?”
"Sólo tocarla; un poco, eso es todo. Te daría el equivalente a cien dólares ", dice Reggie.
“¿De cien dólares?”
¿Sí, de cien dólares, te parece?
"Ciento cincuenta."
“Está bien. De ciento cincuenta.”
La madre de Kathy se acerca a Kathy y le dice: "Kathy, ve con Reggie y lo acompañas. Quiero que seas amable con él. Escucha a tu madre, recuerda eso, escucha a tu madre. Ahora sigue a Reggie, y sé amable con él … por mamá.”
Kathy la mira y dice: “De acuerdo, mami.”
Reggie y Kathy van al dormitorio.
Reggie no va más allá que su madre, cuando hace, lo que hace con ella, por las noches.

*

Vestuarios del trabajo.
Kathy en el mostrador.
Viper en el inodoro. Mea.
Kathy mira a Viper. La ve haciendo pis. Se la quiere comer. Viper se da cuenta.

Le devuelve las ganas. Con la mirada.
Viper dice, "Kathy, que jodidamente sexy eres."
“Gracias. Pero, tú no te quedas atrás. "
Viper rasga un trozo de papel higiénico y se limpia. Se levanta. Tira de la palanca.
Vuelven al trabajo.

*

Kathy está con un cliente. En el bar.
Él la mira y dice: “Me gustaría llevarte a casa. Abrirte las piernas, y comerte como cena del Día de Acción de Gracias.”
Kathy lo mira, sonríe y dice: “¿Hasta cuánto puedes pagar?”


*

Kathy está sola en el baño del trabajo. Aspira una línea de encima del mostrador.
Mira hacia el espejo.
Coloca las manos en su vientre.
El bebé está dando patadas.
Mira fijamente a su vientre abultado en el espejo.
Piensa. Sus pensamientos son escandalosos. ¡Maldición, otro bebé! ¿Por qué no se termina de morir? ¡Muere! ¡Maldita sea! ¡Muere! Ya tengo uno, y ese ni me interesa. ¡Cómo se supone que debo hacer con otro! ¿Por qué no terminas de salir?
Kathy golpea su vientre.
Lo aprieta.
Pero no pasa nada. El bebé sigue pateando. Ella suspira.
Su rostro se derrite en el espejo.
Los fantasmas atraviesan las paredes.
La miran fijamente.
La aplastan.
Rostros adinerados.
Rostros pudientes la miran.
Ella no debe mirar hacia arriba.
Caras felices.
Caras sanas.
Caras intactas por los horrores del mundo.
La miran desde arriba.
Ella debe apartar la vista.
Porque ella es la basura de los Estados Unidos de Norteamérica.

América, la que no se equivoca.
América.
América es eterna. Los americanos son: moral y bienes.
Ellos son la entereza que mantiene recto al mundo.
Kathy coloca sus billetes de veinte sobre el mostrador.
Tiene siete de ellos.

Vive por y de ellos.
No tiene una cuenta.
Ni de ahorros, ni una cuenta corriente.
No tiene Visa. No tiene Mastercard.
Sólo esos siete billetes de veinte.
Los vuelve a contar.
Los sostiene en su mano.
Y se ríe de esas malditas perras estúpidas que trabajan en restaurantes y tiendas de al por menor que no hacen ni una mierda.
Ella genera esos siete billetes de veinte apenas trabajando.

En el mundo de Kathy no hay tiempo para el tiempo.
No existe el futuro, sólo un presente eterno.
Su vida abarca lo que ocupan esos siete billetes de veinte dólares, y las cosas que se puede permitir compara con ellos.
Kathy los contiene con la mirada inquisitiva.
Se pregunta la cantidad de billetes de veinte que debe generar para poder permitirse comida para ella y su hijo.
Cuántos para las facturas.
Cuántos para la coca.
El calendario, las metas, la pensión, le valen una mierda.
Sólo la cantidad de billetes de veinte que debe generar hasta conseguir una siguiente cantidad de billetes de veinte para seguir con la vida.
Sólo eso importa y significa algo tangible para ella.
Sólo eso.
Sólo eso.

*

Ocho meses antes.
Kathy está de pie en su sala de estar.
Le está gritando a Joe.
Y Joe está sentado en el sofá.

Y Joe le mira. Sólo eso. Le mira.
Los dos están entonados.
Kathy grita: "Eres un hombre tan insignificante, un pedacito de mierda. ¿Qué es lo que tienes? Una mierdita pequeñita que no llena ni ese sofá. Mierdita, mierdita, mierdita. Además, eres un lento con cojones. Una maldita máquina de la lentitud. Eres el ejemplo de la insignificancia y la parsimonia. Maldito idiota de mierda… Perdón, mierdita, quise decir.”
“Y tú, no puedes estar callada, ¿verdad?”
“Me estás diciendo que mantenga la boca cerrada. Pero apenas y tienes los cojones, o debería decir, “cojoncitos” para hablarme. Unos putos malditos cojoncitos de mierda. Mariconcito, cagajurritico.”
Joe se levanta.
Con calma.
Con calma. La golpea.
Kathy cae al suelo.
Joe la sigue al suelo y se coloca encima de ella. Se sienta sobre su pecho y se afana en su cara. Se afana tanto como puede.
La sangre se hace notar.
Kathy: “Mariconcito mariconcito … mariconcito.”
Joe: “cállate cállate cállate ¡cállate!”

Joe se levanta.
Ahora le da patadas. Varias patadas. Le rompe algunas costillas.
Luego le sostiene la cabeza y la deja caer con fuerzas al suelo.
Kathy pierde el conocimiento.
Joe dice en voz baja, “hasta que cerraste tu puta boca.”
Kathy está allí, tendida. Ensangrentada. Calladamente ensangrentada.
Joe se marcha. Se marcha porque recuerda estar en libertad condicional.
Kathy recobra el sentido, se arrastra como puede y levanta el teléfono y marca el 911.
Una ambulancia viene. La atienden.
La policía busca a Joe. La policía encuentra a Joe.

Joe acaba de salir de la cárcel. Pasó dos años en ella. Asesinato.
Cuando lo arrestan, tiene la suficiente cantidad de coca en su auto, como para enjuiciarlo por tráfico de drogas.
Le dan ocho años.


*

En la prisión. Kathy está sentada frente a Joe.
Hay un vidrio que los separa.
Ambos tienen teléfonos (rojos) en sus manos.
Joe dice: “¿Trajiste el puto dinero?”
“Sí, traje tu puto dinero.”
“Bien, porque por ti es que estoy aquí.”
“Yo sola no me caí a patadas y se partió la cabeza, pedazo de mierda.”
“¡No tenías que haber llamado a la policía!”
“Sentía que me moría, cagajón.”
“¡Ahí estás de nuevo! ¡Puta boca floja! ¡No puedes mantener la boca cerrada!"
“¡Ojalá te pudras en esta puta mierda! ¡Cagajón! ¡Nuestro hijo no necesita a un mariconcito triste como tú en su vida! "
Joe la mira durante varios segundos.
Escupe en el vidrio.
Kathy observa cómo el escupitajo se desliza quedamente, suavemente, por el cristal y sonríe.

*

Una noche después del trabajo, Kathy va a la casa de Viper, para pasar la noche ahí.
La casa de Viper es pequeña y es vieja.
La cocina no ha sido remodelada en años.
Todo es de segunda mano.
Los padres de Viper son los dueños de la casa; la casa fue una herencia de un tío abuelo.
Hay una estantería. La estantería está equipada. Tiene de todo, desde Stephen King a Simone de Beauvoir.
Viper creció pobre como Kathy. Pero Kathy creció fuera de la ciudad de
Youngstown, en una ciudad limítrofe.
Ambos abuelos trabajaban para las acerías.
Pero Viper, a diferencia de Kathy, tenía un padre cerca.
Viper no fue tan inestable.
Y sus padres, a diferencia de los padres de Kathy, tenían interés en su futuro. Ellos procuraron un préstamo para una universidad.

Kathy está sentada en el sofá y Viper está en la cocina.
Kathy se frota el vientre.

Lo pellizca y el bebé responde. Con patadas.
Viper grita desde la cocina, “¿Quieres una copa?”
“Sí, necesito algo para calmarme.”
Viper pone cubitos de hielo en dos vasos altos.
Llena los vasos casi al borde con ron y luego vierte un poco de soda
en la parte superior.
Ella entra en la sala de estar y le da a Kathy un vaso. Viper se sienta en el sofá y cruza las piernas.

Kathy toma una copa y sonríe.
“¿Vives aquí sola?”, pregunta Kathy.
“Sí, sólo soy yo y mi soledad.”
“¿Cómo es qué no tienes hijos?”
"No he querido. Prefiero tener una piscina.”
“¿Qué?”

“Bueno, me gusta nadar más de lo que me gustan los niños.”
Kathy no responde.
Sólo mira a su vientre abultado.
Al cabo de un rato, Kathy dice: “¿Cómo está Lenny?”
“Bien, pero se está poniendo muy meloso.”
“Sí, parece de los de ese tipo.”
"Pero cómo me el coño. Aunque, tengo a este otro tipo, Andre. Lo debes de conocer, va al club los jueves.”
“Oh, sí; no está mal.”
“Si, lo sé. Y fuerte como un mulo de carga. Uhh, eso es lo que necesito, ¡Dios!, dice Viper.
Las frases de Viper suenan a explosiones en la cabeza de Kathy.
“Sabes, eres como un guerrero”, dice Viper. “Sales y consigues lo que necesitas. La sabes romper. Eres de las que se hace notar cuando entran en una habitación. Peleas con todo. Me gusta eso de ti. En realidad, es lo que más me gusta de ti”.
“Eso es cierto. Lo hago. Lo hago todo el tiempo. Soy una luchadora. He luchado como una perra por lo que tengo. Me acabo de comprar un auto cero kilómetros. Tengo todas mis cuentas pagadas. Todavía tengo a mi hijo. Tengo mi propio lugar para vivir. Lo tengo, y lo merezco.”

“La gente dice que tienes que ir y conseguir lo que quieres de la vida. Pero eso no funciona así. La realidad es otra, mientras más dinero haces, menos es lo que realmente tienes que hacer. La gente dice que ir a la universidad es salir y luchar por un título. Pero, en realidad, eso es sólo mantener el ritmo. Me refiero, vas a clases, te memorizas algunas cosas. Lo haces, luego transfieres eso a una hoja de papel en blanco o a una pantalla. El proceso completo te lleva algunos años. El trabajo es así también. Trabajé en una tienda de juguetes durante dos años y me convertí en gerente de mi departamento. Todo lo que hice fue llegar a tiempo y seguir las instrucciones, al pie de la letra, y no pensé, nunca tuve que hacerlo. Solo seguí las malditas instrucciones. Y de alguna manera, eso te lleva al éxito.”
“Trabajé en un restaurante también, pero el gerente lo que hacía era joder. Así que un día, le di una buna patada en los huevos.”
“Hacemos lo que tenemos que hacer.”
“Eso no es cierto.”
“Ellos se sientan en el sofá. Quedamente. En silencio.”

*

Kathy y su hijo entran en el estacionamiento del Wal-Mart.
El hijo de Kathy sale y empieza a correr por el estacionamiento.
El niño está haciendo ese ruido de sirena que solo los niños saben hacer.

Kathy sale. Tiene ahora nueve meses de embarazo.
Ella corre tras él, gritando, “¿Qué mierda crees que estás haciendo? ¡Pequeño cabrón! ¡Vuelve aquí ahora mismo!”

Kathy coge al pequeño.
Comienza a golpearle.
Kathy grita mientras le golpea, “¡Pequeño pedazo de mierda! ¡Debería matarte! ¿Qué mierda pretendes? ¿Ser atropellado? ¿Ser papilla de carne? ¡Pequeño pedazo de mierda! ¡Debería dejar que lo hagan!
Ella le golpea y le grita y el niño llora.
Una familia les mira. Ellos están cargando sus víveres en una minivan, y se preguntan, cómo una mujer podría hacerle eso a su hijo.
Kathy los mira y les grita: "¡QUÉ!"

*

Kathy está sentada con Viper en el bar.
Ambas están ahí, sentadas.
Bebiendo. Bebiendo de sus respectivas bebidas.
Kathy mira y dice: “Ahora que Joe está en prisión, lo que hago es estar en casa. Ver la tele. No hacer nada. El otro día, cuando estaba en una tienda y vi que existen detergentes con un leve toque de suavizante. Detergentes con un leve toque de suavizante. Cosas como esas, son las que hacen mis días ahora. Detergentes con un leve toque de suavizante.”

*

En el trabajo.
Dos chicas entran con un chico.
Una de las chicas se llama Nicole.
Las chicas llevan ropas compradas en revistas y en Internet. Ropas nuevas pero fabricadas con el propósito de parecer viejas y desgastadas.
Nicole se sienta con su amiga y comienza a hablar pestes sobre Viper y el resto de las bailarinas. “Mira, que estúpidas idiotas. Mírales sus pintas del Wal-Mart. Mírale el culo a esa (señalando a Viper) qué asquerosidad.” Opiniones sin sentido y lanzadas al aire.
Viper está al otro lado de la barra, fuera del alcance.

Kathy, en cambio, lo escucha todo.
Kathy se pone de pie y camina hacia ellos y les dice, “Miren, malditas perras, ¿qué diablos creen que hacen? ¿de verdad pretenden entrar acá y decir estupideces y salir ilesas?”
Las chicas no se esperaban algo así, sin embargo, a algunas personas los nervios las hacen elocuentes, por lo que Nicole dijo: “Uy, qué miedo, puta de tercera clase.”
Kathy, con el embarazo a millón como el infierno, le da un puñetazo a Nicole en la cara.
Nicole cae al suelo.
Viper se acerca a la otra chica por detrás. Le da un golpecito en el hombro. La niña se da la vuelta y obtiene un gancho derecho al ojo. Y cae junto a Nicole.
El tipo con el que vinieron está parado allí.
Kathy comienza a gritar, “Miren a las malditas perras éstas de la clase alta. Ahora saben lo que es mundo, ¿verdad? Malditas perras. ¡Acá están de más! ¡Así que saquen su asqueroso culo de oromierda de mi maldito lugar en el mundo!
Viper entonces golpea a Nicole en las costillas y se ríe y dice, “Ninguna niñita rica va a venir a decirme lo que es la vida aquí.”
Las dos chicas salen como pueden en dirección a sus coches relucientes, comprados por sus padres y van a sus vecindarios de la clase alta.

*

Kathy y Viper están sentadas en el bar, beben.
Kathy dice: “Ahora que sé que Joe no saldrá de prisión por ocho años, tengo que continuar con mi vida, ¿sabes? Pero no quiero un niñito de mamá, ¿sabes? Tiene que ser un hombre. Porque si me meto en un problema en el club, tengo que saber que puedo llamarle y decirle: “Escucha, tienes que venir y prepararte para dar y recibir.” Y aunque sepamos que no tengamos posibilidades, él va a tener que venir, y al menos, dejar el pellejo en la pelea.”

*

Kathy tiene doce años.
Sentada en el sofá de su abuela viendo la tele.
Su abuela está sentada en una silla bebiendo un poco de vodka y Coca Cola.
“¿Dónde está mi mamá?, pregunta Kathy.
“No lo sé”, dice la abuela.

Kathy se levanta y va al baño.
Se sienta en el piso y se le queda mirando.
No sirve de nada.
Kathy sale de la casa y camina hasta donde había un hotel.
Es de noche.
La luna brilla a través de las nubes.

Los escombros del hotel.
Cemento.
Niños pequeños.
Kathy se sienta en donde puede.
Una niña dice: “¿Te enteraste de que quemaron una casa de crack en la calle
Albert anoche y otra de las casas abandonadas en el lado sur?”
Uno de los muchachos saca un porro y lo pasa entre ellos.
Los niños fuman y se ponen a tono.
Kathy dice, “esta mierda está buena”.
El niño le responde: “Se la robé a mi papá”.
Una chica negra dice: “¿Estás viviendo en tu abuela ahora, Kathy?”
"Sí, llevo dos semanas ahí, y mi mamá no aparece, así que supongo que sí.”
“Yo también viví con mi abuela en una oportunidad, durante tres años, pero ahora estoy con unos jodidos putos adictos del crack como padres adoptivos y bueno, usando el culo como medio para obtener dinero. Pero ellos no les importa mucho mi manera de subsistencia, lo que hago, así que, imagino que está bien”, dice la chica negra.
Miran hacia el cielo estrellado y esperan a que pase el tiempo.

*

Kathy está sentada en la sala de estar viendo la televisión.
Lisa está durmiendo en el sofá.
Kathy ha estado sentada allí por más de una hora.
Entonces se levanta y golpea a Lisa en la espalda.
Lisa salta, mira asustada y dice: “¿Qué pasó, puñetas?”
“¿Dónde está mi maldito dinero, so puta?”
“No lo tengo, ni siquiera conseguí propina.”
“¡Necesito ese maldito dinero para pagar la maldita cuenta del maldito teléfono! Si me cortan el teléfono, sabes, no podré hablar con Joe. Me debes como cinco de veinte, so puta, puta loca. ¿Dónde está mi maldito jodido dinero?”
"Lo usé para las drogas de anoche, ¿no recuerdas?”
Kathy la mira fijamente.
Kathy se queda en blanco.
Kathy está muy enojada.

Entonces Kathy dice: “Espero que lo consigas pronto de nuevo.”
“Está bien, pero esas no son las maneras. Soy tu amiga, ¿no recuerdas? Tu amiga, Lisa. Tu amiga”.
Kathy se queda en blanco.

*

Kathy tiene dos centímetros de dilatación.
No ha trabajado en una semana.
Está sola.
Hay 3.5 gramos de coca mezclados con Vicodin sobre la mesa del café.
Aspira de ahí una línea.
Luego se sienta.
Siente la diferencia.
Mira a su vientre.
Su gran vientre la hace sentir diferente.
Ella dice: “qué cagada.”
Luego dice: “¿Por qué no terminas de salir?”
Luego dice: “¿Quién coño será tu padre?”
Entonces dice, “esto no está nada bien”.

Kathy nunca llora.
Pero ahora lo hace.
Algunas lágrimas caen de los ojos.
Obtiene otra línea.
Y mira a su vientre de nuevo.
Kathy dice: “Tú también vas a llorar, ¿no es verdad? Vas a llorar constantemente sólo para joderme más la vida, ¿no es verdad? Y me vas a hacer el infierno más grande, Además tendré que ocuparme de ti, ¡todo el tiempo! Vas a necesitar pañales, fórmula, ropa, y todo tipo de mierdas, de las cuales tendré que gastar dinero para obtener. El maldito dinero que tan jodidamente me cuesta obtener. Perdí tanto con el primero, ¡ahora voy a perder más! ¡Cuánto pueden sacar de mí mis hijos de puta! ¡Todo lo que hacen es pedir! ¡Pedir! ¡Pedir! ¡Pedir! Eso es lo que hacen ustedes, ¡pedir! Unos pequeños monstruos crueles. No quiero volver a pasar por enseñarte el alfabeto o cómo caminar o cómo. Pero si no lo hago, entonces mi estúpida madre te llevará con ella. ¡Y esa maldita perra está loca! ¡Loca!
La tercera línea.
Mira su vientre de nuevo y dice: “¿Cómo será tu vida, serás como tu padre, terminarás en la cárcel? Robarás, venderás drogas, tendrás algunas mujeres, para luego perderlo todo. Pero aquí estoy, hablándote, haciendo cuentas de lo que voy a tener que gastar en ti y en cómo sostener tu existencia en Youngstown, lo suficiente como para que estés en la edad de ir a la cárcel y termines en una pequeña celda escribiéndole cartas a una mujer que no seré yo. Y que probablemente sea la culpable de que estés ahí, de la misma manera en que yo lo soy, pero con tu padre. No quiero verte en este mundo. No quiero que sepas lo que significa ser pobre. ¡Lo qué significa tener miedo! ¡Pero el miedo cabrón de la cruda verdad!”
Kathy aspira otra línea.
Ella vuelve a tornar su mirada al vientre y dice, tranquilamente: “Te voy a traer a un mundo en donde conocerás más gente de la cárcel que gente graduada en una universidad. Conocerás la violencia. Sabrás lo que es ser golpeado y lo que significa golpear en respuesta. Conocerás lo que es despertar sabiendo que tienes más posibilidades de ir a la cárcel que de hacerte rico. Voy a enseñarte cómo aprovechar tus cualidades para que seas capaz de manejarte en este entorno. Cómo sobrevivir sabiendo que cada día puede traer violencia y cárcel. Te enseñaré cómo ser un cabrón, hijo de puta y cómo no ser jodido por uno igual a ti. Te enseñaré cómo conseguir lo que quieras y te propongas. No hay motivos para que aprendas a leer y menos que sepas de libros. No te va a ayudar en nada. Nadie se preocupa por nosotros y nadie lo hará, somos pobres. Estamos condenados a la violencia y a lucha diaria por la sobrevivencia, y si algo te va a quedar de mí, antes de que me odies, como lo hacen todos cuando crecen, será cómo sobrevivir en este mundo”.
Kathy aspira otra línea.
Retorna su mirada al vientre y dice: “La instrucción te hará un parlanchín, no un emprendedor. Y a nadie le importan los parlanchines pobres”.

*

Kathy está dando a luz.
Un anestesiólogo entra.
Es una mujer de la India. Está ahí para administrar la epidural. Kathy grita: “saquen a esta maldita de aquí, necesito a alguien que sepa hablar inglés!”
La mujer habla; Kathy no le entiende nada.
“¡Maldita puta! ¡Has caso de lo que ordeno!”
Kathy se levanta y se puede ver ya, una parte de la cabeza del bebé, tiene el culo colgando de la parte de atrás de la bata del hospital.
Kathy sale de la habitación y comienza a gritar: “Ustedes, malditos todos, ¿qué es lo que pretenden, hacer que muera?, ¡Hijos de la gran puta! ¡Consíganme a un maldito médico americano!
A la final, le consiguen a una doctora americana.
Tiene a su bebé.

*

En el hospital.
Kathy se encuentra en la cama.
Las cortinas están recogidas.
La luz del sol entra a través de la ventana.
El rostro joven de Kathy se ve aún más joven.
El bebé nació.

El bebé no tiene un nombre.
El bebé es un varón.
Kathy no sabe cómo nombrarlo. Sus intenciones eran darle el nombre de su padre, de ser el caso. Pero dadas las circunstancias, el padre preso y ambos distanciados.
Joe no quiere reclamarlo.
La madre de Kathy está sosteniendo al bebé.
Lo mira y se sonríe.
Fingiendo que le importa algo más de lo que realmente es.
El vientre de Kathy es otro.
Se siente aliviada.
Mira a su bebé y a su madre, alternativamente.
Eso salió de mi sexo, piensa. Esa pequeña cosa salió de ahí. Es tan asqueroso. Pero al menos estoy vacía de nuevo. Puedo volver a ser flaca otra vez.
Los padres de Joe entran en la habitación.
El papá de Joe lleva una camiseta blanca manchada de grasa. Tiene el cabello largo, en la parte de atrás, pero adelante, es un poco calvo.
La madre de Joe es gorda y la caracteriza una estúpida mirada sumisa.
El padre de Joe mira al bebé.

Preguntan cómo está, y hacen otras preguntas de ese estilo.
No pasa mucho tiempo, cuando Kathy al dice: “¿Al final van a ayudar con el bebé?”
“Primero queremos averiguar si en realidad es de Joe,” repite el padre de Joe.
“¿De quién más podría ser?”

Sólo queremos asegurarnos, eso es todo. El gobierno pagará por la prueba.”
“Por mí pueden aceptarlo o largarse a la maldita mierda, si quieren.”
“Joder, Kathy, que jodido carácter el tuyo.”
“Entonces, váyanse a la maldita mierda. ¡No son capaces de reconocer al hijo de su hijo!”
Los padres de Joe se van.
Kathy le dice a su madre, “Malditos mierdosos, creen que lo son todo por ese puto trabajo en Packard.”
En cuanto se han ido los padres de Joe, entra un trabajador de los Servicios Infantiles.
Es una mujer pasada de peso con modales educados.
La mujer le dice a Kathy, “Recibimos una llamada. Nos informaron que se dragaba mientras estuvo embarazada y que, además, golpeaba a su otro hijo. Vamos a hacerle una prueba. ¿Está bien con usted?”
Kathy mira por la ventana. Ella grita: “¡Si tuviera una ametralladora, le volaría los sesos a todos ustedes, malditos hijos de puta! ¡Por qué no me dejan tranquila!”
Kathy mira a la trabajadora de los Servicios Infantiles y le dice: “¿importa mucho mi opinión? Sólo haga lo que tiene que hacer y listo.”
Una enfermera entra y le toma una muestra de sangre.
Su madre todavía está sosteniendo al bebé.

Kathy no lo ha mirado ni una sola vez en la última hora.

*

Al siguiente día.
Kathy se sienta con las piernas cruzadas en la cama del hospital.
Lisa y Viper están allí.

Lisa está sosteniendo al bebé.
Kathy le pregunta a Lisa: “¿Cuánto hiciste anoche?”
Cincuenta y cinco dólares. Fue una noche muy lenta.
“Eso es una mierda de mierdorra de noche, ¿qué estuvieron haciendo, beber? Si yo hubiese estado ahí, con mi cuerpo de antes, les hubieses cientos de los bolsillos de esos estúpidos buenos para nada”.
Lisa está sensible. Viper, en cambio, come una barra de caramelo.
La de los Servicios Infantiles entra. Viper y Lisa no pueden mantenerse en la habitación.
La mujer de los Servicios Infantiles le dice a Kathy: “Encontramos marihuana, alcohol y cocaína en la sangre”.

“Sí, ¿y?”
“Bueno, vamos a tener que hacerle chequeos semanales durante los próximos seis meses.”
“Uy, eso suena divertido.”
“Si comprobamos que continúa con el uso de las drogas y vuelve a incurrir en el maltrato de su otro hijo, no nos quedará otra alternativa que quitarle sus hijos, esta es la primera advertencia”.
“¡No me van a quitar a mis pequeños cabrones!”
“Es la primera advertencia. Iré todos los miércoles a las diez de la mañana.”
“Está bien. Dígale a mis amigos que regresen.”
La mujer se va.
Lisa y Viper entran.
Lisa: “¿Qué dijo?”

Kathy: “No es tu maldito problema.”

*

Dos semanas después.
Kathy está en su casa.
El bebé está en una cuna. El bebé llora.
Su hijo está afuera y descalzo, arrojando piedras al perro de un vecino.
Kathy no lo ha tomado en cuenta en esas dos semanas que han pasado. Pero ella le da poca importancia y piensa poco en ello y en cómo se debe sentir. Ella ha estado ahí.
Kathy intenta ver la tele.
Volvió a trabajar en el club.
No parece estar cómoda.
El bebé no dejará de llorar. Ella grita: “¡Cierra la maldita boca, pequeño pedazo de mierda! ¡Mamá está tratando de ver la tele!”

Lisa entra por la puerta.
Sin mirarla, Kathy dice: “¿Qué mierda estás haciendo aquí, perra? ¿Dónde está mi dinero?”
No lo tengo.
“Tal vez si no fueras una maldita drogadicta, ¡lo tendrías!”
“Kathy, lo tendré.”
Kathy le indica con un gesto que se acerque.
Lisa sabe que no debería hacerlo. Sabe que acercarse, tendría sus consecuencias, no muy buenas para ella. Pero ella va de todos modos.
Lisa se acerca.
Kathy agarra su cabello y le da una cachetada.

El bebé sigue llorando.
Entonces Kathy se levanta y coge a Lisa y la lanza por la puerta y le da una patada por el culo y le grita: “perra maldita, no quiero ver tu maldita cara a menos que tengas mi maldito dinero! ¿Nos entendemos? ¡Quiero mi maldito dinero!”
Lisa está tumbada en el camino de grava. Lisa llora.
Kathy sólo la mira.
Está fascinada por la pequeña tragedia de Lisa.
Kathy regresa dentro y cierra la puerta.
Lisa grita: “¿Qué voy a hacer? ¡No tengo a dónde ir! ¡Te amo, Kathy, lo sabes, por favor, no me dejes, ayúdame! ¡No tengo teléfono, Kathy! Cuidé de ti y de tu hijo mientras estabas embarazada. Pensé que eras una amiga.”
Kathy está sentada en la sala de estar. Aumenta el volumen de la tele.
Lisa se calla.
Comienza a caminar y se aleja.

*

Kathy está en casa de un chico.
Su nombre es Randy.
Randy tiene diecisiete años.
Tiene el pelo corto y lleva una camiseta blanca, tres tallas superiores.
Kathy tiene al bebé y se lo está mostrando.
Randy sostiene al bebé en sus brazos y dice: “¿Segura que no es mío? Podría someterme a una prueba de paternidad, si quieres. Quiero decir, si es mío, me gustaría saberlo.”
“No, no es tuyo. No te preocupes. ¿No es lindo?”
“¿Seguro que no es mío? Tuvimos relaciones sexuales en ese tiempo, Kathy.” “Randy, ¿de qué hablas? Es de Joe. Sé que es de Joe, así que, quédate quieto.”
“Está bien, Kathy, es de Joe.”
“Así es. ¿Verdad que es lindo?”

*

Martes en la noche.
Kathy está en su casa.

Trajo 3.5 gramos de coca del trabajo.
También tiene Vicodin. Mucho Vicodin.
Se pone creativa y prepara una mezcla grande como el Everest y la exhibe sobre la mesa del café.
Comienza a aspirar la mezcla como si fuera Al Pacino en Scarface.
El bebé llora.
Ella grita: “¡Cierra la maldita boca!”
Entonces su otro hijo sale corriendo del cuarto y la mira.
“¡No me mires de esa manera! Pequeño cabrón.”
El chico parece asustado, pero igual, no aparta la mirada.
Kathy arremete en contra del niño.

Le da en la cara.
“¡Pensé que me habías entendido, pequeño cabrón! ¡Te dije que no me miraras! ¿No sabes escuchar?”
Mientras le hablaba, los golpeas continuaban.
Eventualmente, lo recoge y lo lanza en la cama.
El niño se queda llorando.
Ella va a la sala y aspira del monte Everest, y aspira y aspira y aspira.
Kathy consigue escalar “la montaña”, al menos, hasta la mitad.
Se detiene. Se levanta.
Camina hasta su centro de entretenimiento, el cual contiene, una televisión (que sólo sintoniza la NBC), un reproductor de CD (que no funciona) y algunas películas (usadas). Lo tira todo al suelo.
El bebé dejó de llorar, ahora chilla.
Entonces entra a la cocina y lanza y destroza el microondas en el suelo.
Luego rasga las fotos de ella y de Joe que estaban en la pared.
Kathy golpea las paredes vacías.
Le hace algunas grietas al yeso.

Luego se devuelve a la cocina y toma la botella de Jim Beam que tenía bajo el fregadero. Una que tenía desde antes de quedar embarazada y comienza a beber directamente de la botella.
Kathy se sienta en su silla.
El bebé berrea.
El hijo gimotea.

Entonces se termina la botella y la hace astillas en contra de la mesa del café.
Kathy se desmaya.

*

Es miércoles, son las diez de la mañana.
Llaman a la puerta.
Kathy levanta la vista.
El bebé está durmiendo.
Ella camina hacia la puerta y la abre.
Kathy tiene una sonrisa enorme en su cara.
Hay algo de polvo visible en su nariz.
La de los Servicios Infantiles la mira como si la fuera a matar.
Llama a la policía.
La policía viene y se lleva a Kathy.
Y le quitan a su bebé y al hijo.
Kathy se le ve reír desde la parte trasera del coche de policía.
No puede dejar de reír.

*

La policía no retiene a Kathy por mucho tiempo.
Las prisiones de Youngstown están demasiado llenas.
Así que la envían a casa.
Sin sus hijos.

*

La madre de Kathy la llama por teléfono.
Kathy: “¡Se llevaron a mis hijos! ¡Malditos!”
Madre: “los recuperarás, no te preocupes.”
Kathy: “era eso lo que querías desde el principio, ¿ah? ¡So puta! Así te quedarías con los pequeños cabrones, ¿ah? ¡Pues te equivocas! ¡No voy a dejar que eso suceda!”
Madre: “¿No sería mejor si estuvieran con la familia?”
Kathy: “me importa un carajo con quien estén, siempre y cuando ¡no sea contigo!”
Madre: “¡Soy tu madre, demuestra un poco de respeto!”
Kathy: “Todo el respeto que puedas esperar de mí, ¡lo debes esperar, pero en el orto!”

Madre: “es tu culpa, Kathy. Tú eres la drogadicta, no yo.”
Kathy: “debería mandarte a matar.”
Madre: “Soy tu madre y te amo. "
Kathy cuelga.

*

Kathy está acostada en el sofá de Viper, bebiendo ron con Coca-Cola.
Viper está sentada en un sillón, con una bebida en la mano.
Kathy dice, “Se llevaron a mi hombre, se llevaron a mis niños, qué más quiere este puto mundo de mí. Quiero a mis malditos hijos de vuelta. No tengo nada, Viper. Nada. No-hijos, no-hombre, apenas tengo algo de dinero. Creo que sólo tengo uno de veinte dólares conmigo ¡Que puta maldición!”
Viper la mira y dice con una calma de asceta: “¿Necesitas a esos chicos? ¿Necesitas a Joe? O tal vez, sería mejor hacernos la siguiente pregunta: ¿ellos te necesitan a ti?”
Kathy luego de un momento, se sienta, la mira, y finalmente dice, “Sabes, si alguien diferente de ti, me hubiera dicho lo mismo, le habría arrancado la nariz” “Lo sé.”

"Es que no quiero ser una de esas malditas a quienes les quitaron a sus hijos. No quiero ser como mi madre tampoco. Una madre de los cojones.”
“Así que, el tener a tus hijos contigo no tiene que nada ver con tener a tus hijos contigo. Si no, más bien, con el no tener que parecerte a esas bichas a quienes les quitaron a sus hijos y con no parecerte a (abro comillas, para citarte) “la perra de los cojones” (cierro comillas) de tu madre, eso es todo, ¿o no es así?”

Varios minutos después… Kathy dice: "No lo sé. ¡Odio a la gente, odio a las mujeres, odio a los hombres, odio a todo el mundo! ¡Maldita maldición! ¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición!”
“Oh, sí.”
“Pero yo soy la Kathy. Soy la perra que más mea, la Kathy. Y para ser una perra de las que más mea, necesitas que tu hombre esté encerrado. Y si tu hombre no está encerrado, simplemente, no eres de las duras. Por eso, las perras sabemos que, si nuestros machos están en los calabozos, es porque somos de las duras. Y por eso soy la Kathy, la que se va a quedar con sus hijos, la que los va a tener de vuelta y la que seguirá consumiendo drogas duras, y que no dejará que le vuelvan a quitar a sus pequeños cabrones. ¡Malditos todos!”
“Oh, sí”
“Con la euforia que cargo encima, te habría matado si fueras otra persona.”
“Sí, lo sé. Pero viniste acá, para que te dijera lo que te acabo de decir. Sabías exactamente lo que iba a decirte.”
“Maldita, perra.”
Risas.
"¿Así que, desde que no tienes a tus hijos contigo, lo único que piensas es en mudarte conmigo y en comerme el coño?”
Kathy toma un trago de su bebida, uno largo, sonríe, y dice: “Oh, sí”.
Viper se baja los pantalones y luego la pequeña, diminuta, mínima tanga. Señala en dirección a su coño y dice: “Escucha pedazo de perra, maldita puta, ven a comerme el coño antes de que empiece a patearte el culo.”
Kathy se pone de rodillas y se acerca a Viper.
Viper la agarra por el cabello y le atraviesa la cara de una sola cachetada.
Entonces, la vuelve a agarra por el cabello y esta vez, la aplasta en su coño.