Confesiones es una serie de trece
libros autobiográficos de san Agustín de Hipona escritos entre el 397 y el 398.
Hoy en día, los libros son normalmente publicados como un solo volumen conocido
como Las Confesiones de San Agustín para distinguir el libro de
otros con títulos similares como Confesiones de Jean-Jacques Rousseau.
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“Gócese así, y más quiera hallarte
no hallando, que hallando no hallarte”.
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“… La dificultad de aprender una
lengua totalmente extraña, era como una hiel que se derramaba en la cultura que
yo hallaba en las fábulas y narraciones griegas. Esto demuestra que para
aprender tiene más fuerza la libre curiosidad que la necesidad medrosa.”
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“… del fango de mi concupiscencia
carnal y del manantial de la pubertad se levantaban como unas nieblas que
obscurecían y ofuscaban mi corazón hasta no discernir la serenidad de la
dirección de la tenebrosidad de la libídine.”
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“Yo las leía con deleite, pero no
sabía la fuente de donde manaba lo que había en ellos de verdadero y cierto. Tenía
mi espalda vuelta a la luz y mi cara hacia las cosas iluminadas por ella. Por
eso, mi rostro, que veía las cosas iluminadas, seguía en las sombras.”
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“Mi voluntad estaba en manos del
enemigo, y de ella había hecho una cadena con la que me tenía aprisionado.
Porque de la voluntad perversa nace la pasión, y de la pasión obedecida procede
la costumbre, y de la costumbre no contradicha proviene la necesidad…”
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“No es, pues, un extraño fenómeno
querer en parte y en parte no querer. Es una enfermedad del alma, que no se
eleva totalmente a las alturas cuando es elevada por la verdad, oprimida como
está por el peso de la costumbre. Hay por tanto, en nosotros dos voluntades.
Ninguna de ellas es total, teniendo la una lo que le falta a la otra.”
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“… Hago mi confesión no con
palabras y voces del cuerpo, sino con palabras del alma y el clamor del
espíritu que penetra tus oídos. Pues cuando soy malo, confesarme a ti no es mas
que desagradarme a mi. Y cuando soy bueno, confesarme a ti no es otra cosa que
no atribuirmelo a mi (…) mi confesión ante ti, señor, se hace de forma callada
y también en voz alta …”.
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“ Dicho de otra manera: la belleza
habla a todos, pero sólo la captan los que comparan este mensaje recibido por
los sentidos exteriores con la verdad interior.”
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“No digo nada extraño cuando
afirmo que está lejos de mi lo que no soy yo”.
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“¿Quién hay que quiera sufrir
molestias y dificultades? Tu mandas tolerarlas, no amarlas. Nadie ama lo que
sufre aunque ame tolerarlo.”
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“He aprendido a contentarme con lo
que tengo.”
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“Lo claro y evidente ahora es que
no existe el futuro ni el pasado. Tampoco se puede decir con exactitud que sean
tres los tiempos: pasado, presente y futuro, habrá que decir con más propiedad
que hay tres tiempos: lo presente de las cosas pasadas, un presente de las
cosas presentes y un presente de las cosas futuras.”
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