- ¿Crees que tu escritura tiene alguna utilidad?
La
tiene para mí. La tendrá para el lector que le encuentre algo movilizante, algo
que por instantes acompañe sus pensamientos. La utilidad se suele asociar con
el pragmatismo, con lo concreto, con lo justificable. Pero ¿Acaso no es útil el
amor, aún siendo injustificable?
- ¿Qué razón te motiva a escribir?
La
posibilidad de ser otro y que ese otro se adelante en mis atrasos.
- ¿Qué sientes al ponerle punto final a una obra?
Me
inclino hacia la idea de que una obra se va construyendo en el tiempo. Intuyo
que es mejor así… inasible, postergable… Te mantiene alerta, siempre en marcha,
cargando con las mismas interrogantes y defectos, pero en marcha.
- ¿Qué es lo más difícil de ser un escritor?
Recuerdo
un verso de Rubén Darío: “por un
vasto dolor y cuidados pequeños”. Lo difícil (y lo terrible) son
los cuidados pequeños.
- ¿Cómo descubriste que serías escritor?
Descubrí
que quería escribir, y ahora que lo hago el deseo persiste como si jamás
hubiera comenzado. De vez en cuando me pregunto: ¿Cuándo verdaderamente se es “escritor”? ¿Desde el momento
que se piensa y prefigura una obra? ¿Desde el momento que se escribe y se
publica? ¿O después de abandonar abruptamente el ingenio literario para ir a
parar al este de África?
- ¿Tienes alguna rutina a la hora de escribir?
Imagino.
Escribo en libretas. Facturas. Servilletas. En horario de oficia. En el bus. En
un bautizo… Luego me encierro por unas horas, y en reiteradas ocasiones lo que
escribo nada tiene que ver con lo anterior, o sea, si bien es un ejercicio que
considero necesario (aunque no lo controlo, es impulsivo) la transferencia no
es directa, lo que hay, lo que se está fraguando, muta en organismos que no
siempre sobreviven.
- ¿Qué te inspira?
Precisamente,
porque nada me inspira…
- ¿Cuáles son los escritores o libros que más te han influencia para escribir?
Recientemente,
Albert Camus, Octavio Paz, y Mario Santiago Papasquiaro.
De
Papasquiaro (cofundador del Infrarrealismo mexicano junto a R. Bolaño)
recomiendo Jeta de Santo
y Aullido de Cisne,
dos antologías que a García Lorca seguro le bajaba las medias.
- ¿Con cuál libro te iniciaste en el hábito lector?
El relato de un naufrago, de Gabriel García Márquez.
- ¿Cuál es tu libro favorito y por qué?
Tiendo
más a favorecer la biografía del artista que a su obra. Pensándolo bien,
no lo llamaría favoritismo. Creo que es admiración profunda por el
atrevimiento, por el riesgo, por el empeño, por la indiferencia ante la muerte.
- ¿Cómo ves el panorama literario en Venezuela hoy día?
Los
derivados de la política son imanes colosales irrompibles. Pero veo un panorama
estimulante.
- ¿Qué libro le recomendarías leer a Dios?
El diario de Adán y Eva, de Mark Twain.
- ¿Qué libro le recomendarías al presidente de la república?
En
lugar de leer, le animaría a escribir una novela con título prestado, por
ejemplo: En busca del tiempo
perdido.
- ¿Quién es el escritor contemporáneo de Venezuela que recomendarías leer?
Al
caraqueño Gustavo Valle.
- ¿Qué libro no has podido terminar de leer?
El Ulises de Joyce.
- ¿Tienes algún mensaje para los jóvenes que se inician el camino de escritura?
Fabriquen
la espada y luego salgan a batallar. No a la inversa.
- ¿Antes de morir, qué logro en literatura quisieras tener?
Dejar
el libro concluso.
- ¿Has tenido alguna experiencia erótica (excitación) con la lectura? ¿Qué libro?
Una
vez, hace mucho, una muchacha me dio a leer maravillada una página de El libro de Manuel, de
Cortázar. Recuerdo vagamente la imagen. Había una carpa (me viene azul), un
tanteo de cuerpos, una erección a la intemperie… Confiado de que aquel
préstamo evidenciaba una inédita señal de seducción, tomé una hoja, y con
palabras y frases sueltas de la susodicha página, armé una dedicatoria collage
incoherótica que introduje en el libro ya cerrado. Días (u horas) después,
cuando me propuse devolvérselo, la encontré mirando la televisión bajo el brazo
peludo de un ex jugador de Rugby. Esperé varias semanas, hasta que un día le vi
bajar las escaleras arrastrando una maleta. Nos despedimos como si nada. El
libro lo metió como pudo en su mochila diminuta. Típica suerte de los objetos
recordados a última hora. Y ya no supe más de ella.
Ricardo Montiel (Maracaibo, Venezuela. 1982)
Poeta y escritor. Reside en Buenos Aires, Argentina, donde ha realizado cursos y talleres literarios. Es licenciado en Arquitectura por la Universidad del Zulia. Trabajó en el libro Eugene Plumacher, Memorias: Consul de USA en Maracaibo entre 1878 – 1910 (Ciudad Solar Editories y Acervo Histórico del Estado Zulia, 2003). Colaboró para medios impresos y digitales de Costa Rica, Venezuela y Argentina. Ciudad blanca sobre fondo blanco es su primer libro. Mantiene activamente su blog: http://www.paisessinnombre.wordpress.com
Poeta y escritor. Reside en Buenos Aires, Argentina, donde ha realizado cursos y talleres literarios. Es licenciado en Arquitectura por la Universidad del Zulia. Trabajó en el libro Eugene Plumacher, Memorias: Consul de USA en Maracaibo entre 1878 – 1910 (Ciudad Solar Editories y Acervo Histórico del Estado Zulia, 2003). Colaboró para medios impresos y digitales de Costa Rica, Venezuela y Argentina. Ciudad blanca sobre fondo blanco es su primer libro. Mantiene activamente su blog: http://www.paisessinnombre.wordpress.com