A veces me duele pensar que he desperdiciado mi vida;
que no tengo control en este mundo acelerado (que no se detiene).
¿Estoy sólo en sentirme solo?
Esta sensación abrumadora de que nuestras voces, dignidades, esperanzas, sueños,
¿no le importan a nadie?
El peso de los años que nos agobian, haciéndonos desesperar
por una vida sólida; por alguien que nos tienda la mano
y nos dé una razón para vivir, para seguir adelante, más allá de nuestras miserias.
Llevamos nuestro auto desprecio como tatuajes. Sintiéndonos atrapados y perdidos.
Sentimos que amar sinceramente es en realidad... estresante, muy estresante.
Mantenemos esta gran tristeza
por un mundo que siempre parece estar en crisis.
Queremos que el mundo sea un lugar mejor, así que,
con los músculos tensos y lágrimas en los ojos,
seguimos adelante.
Aunque nos sintamos terriblemente pequeños (en este mundo),
seguimos adelante.
